De camarada a vicepresidente

El camarada Iglesias abanderaba un movimiento que decía nacer de una evidente desigualdad social

Puede doler la vida, puede cansar vernos derrotados por un poder que pierde el Norte y que, bajo la advocación de una supuesta ideología de izquierdas, destroza valores humanos y sociales que aquella en realidad siempre quiso preservar. Hace muchos años nos engañaron en una acampada en Puerta del Sol y en Plaza del Carmen. En aquellos días atravesaba sus tenderetes, mientras cumplía con mis ocho horas de ciudadano que gana el jornal con su trabajo.

Es verdad que hablaban de igualdad, de café para todos. Parecía sonar hasta bien. Es verdad que Camarada Iglesias abanderaba un movimiento social que decía nacer de la constatación de una evidente desigualdad social. Pero hace tiempo se convirtieron en partido político y obran desde entonces como tal. Hace tiempo ganaron poder y dinero. Hace tiempo desterraron tiendas de campaña. Y vinieron Venezuelas, chalets, ministerios, vicepresidencias, secretarios, subsecretarios, designaciones a dedo... Hace tiempo aquellos ideales propusieron quedar en un simple cambio de cromos. De aquel adelgazamiento de estructuras de poder, de la supresión de diputaciones, de la eliminación del Senado, de la disminución de los parlamentos… de aquello ya no queda nada.

Lo siguiente fue la patada en la puerta. Legitimaron socialmente apropiarse del patrimonio ajeno. Justificaré la justicia social con quien, a pesar de su esfuerzo, necesita de una sociedad intolerante con esa desigualdad. Pero no quien ocupa el chalet o el pisito en la playa porque nunca quiso hacer nada. Abrimos la puerta sin remilgos a grupos sociales que justifican vivir del día, sin esfuerzo, sin sacrificio, simplemente porque los demás tenemos obligación de asistirle. Denominan fascistas a los que defendemos la vida y la cultura del esfuerzo tal como nos la enseñaron.

Claro, si ser fascista es defender la constitución del 78, la democracia, y los derechos y libertades, pues a lo mejor es que uno debe ser fascista por coherencia…

Lo siguiente fue entablar una batalla para destruir la monarquía bajo el desprestigio de unos medios, algunos, que expresan cada vez más cercanía a corromperse para subsistir. Me lo esperaba del CIS y sus sondeos. Los chascarrillos vienen bien. Es como el chiste del periódico. Hasta me reconforta reírme de sus sondeos. Por lo demás, sólo preocupa lo que este país gasta en los chistes del CIS. Por cierto; es curioso ver cómo hoy el vicepresidente Iglesias denuncia por delito de odio a quienes se dedicaban a realizar prácticas de tiro en una diana con su imagen. En cambio, Camarada Iglesias no hace muchos años, protegía y legitimaba a quienes quemaban en la vía publica los retratos del Rey… qué cosas, ¿verdad?

Ya ven... de camarada a vicepresidente, la vida transita por los derroteros similares. Resta reconocerse pecadores. Y que en el tránsito no se haya roto una sociedad que nunca se debió herir. ¿Estaremos a tiempo?

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