Cambia, todo cambia

El campo en transición

Evitar comprar en las grandes cadenas es un primer paso para conseguir un sistema agroalimentario más justo

El campo se ha levantado. La actividad productiva que nos alimenta ha sido degradada por una modernidad que lo invade todo. Los territorios rurales son considerados por el capitalismo financiero como zonas de sacrificio para extraer los recursos mineros, energéticos o agrarios que alimentan la maquinaria de consumo y acumulación.

La industrialización de la agricultura para producir fibras y alimentos orientados al mercado global implica una dependencia creciente del petróleo y de las empresas transnacionales. Las semillas, los pesticidas y los fertilizantes de síntesis, los tractores y los vehículos que distribuyen los productos a largas distancias necesitan petróleo. La escasez creciente de este recurso no renovable y de otros como los fosfatos minerales (fertilizantes) inducen el aumento del coste de los insumos agrícolas. Tanto estos insumos como las tecnologías de la agricultura industrializada están en manos de unas pocas empresas transnacionales que controlan el mercado para su propio beneficio sin preocuparse ni por las condiciones de vida de las zonas rurales ni por los enormes impactos ambientales que producen.

La configuración del resto de la cadena agroalimentaria agudiza todavía más estas contradicciones. La diferencia entre los precios pagados en origen a quienes producen los alimentos y lo que pagan quienes los consumen es a todas luces excesiva. El transporte de los alimentos a largas distancias incrementa su coste económico y ambiental, pero como todo el mundo sabe, la principal causa de la crisis de precios agrícolas es el monopolio de las grandes cadenas de hiper y supermercados. Sin embargo tienen la debilidad de que dependen de quienes consumimos para sobrevivir. Como son muy sensibles a la presión ciudadana, evitar comprar en estas cadenas es un primer paso para conseguir un sistema agroalimentario más justo. Además, es necesario apostar por las tiendas de barrio que compren productos locales, por las ecotiendas, y por el resto de canales cortos de comercialización (mercados, cooperativas, grupos de consumo…) que acercan el consumo a la producción y sólo permiten un agente intermediario. Por otro lado, es importante recuperar la producción agroecológica (local y de temporada) que evita los impactos ambientales y económicos del consumo de petróleo y otros componentes químicos, favoreciendo la sostenibilidad de los territorios rurales. Cuanto antes activemos la transición para adaptarnos a la creciente escasez de petróleo y otros recursos, menor será el sufrimiento de la población y los conflictos como el de los precios agrícolas. Si le interesan estos temas, en el grupo de investigación standugr.com hemos preparado un curso gratuito sobre agroecología que comienza hoy.

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