Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Es demasiado

Y es que, si pudieran, nos quitarían también la Alhambra y Sierra Nevada, aunque ya lo intentan

No sé por qué los granadinos vamos tolerando todos los agravios que sufrimos ya durante más de 43 años producto de un humillante abandono y postergación y de la feroz recentralización andaluza. Lo toleramos todo y ya es demasiado…

Preteridos en infraestructuras, ferrocarril, metro, sanidad…, y hasta en la Universidad, porque la Junta acaba de negarnos dos títulos estratégicos, en IA e Ingeniería Eléctrica –fundamental para el IFMIF-Dones–, a pesar de ser la UGR una de las tres mejores universidades de España y referente mundial en IA.

Implacablemente despojados de nuestras instituciones y organismos de referencia, implantados desde hace décadas y que han aportado prosperidad, prestigio y excelencia a Granada: nos han quitado la gestión de la Alhambra, Cetursa, el Parque de las Ciencias, la EASP, la IX Región Militar, el IAPH, la SGAE andaluza oriental; se esfumaron la Agencia del Medicamento, la AESIA, y hasta quisieron llevarse más salas del ya troceado TSJA…

Pero el saqueo institucional es cada vez más intenso y veloz, el último, la maliciosa creación del Instituto Andaluz de Divulgación Educativa de la Ciencia en Málaga, para anular definitivamente al granadino Parque de las Ciencias, referente en la materia.

Y es que, si pudieran, nos quitarían también la Alhambra y Sierra Nevada, aunque ya lo intentan: hay folletos de viajes a Málaga con fotos de tal ciudad costera con la Alhambra detrás; al pagar los forfaits de nuestra estación de esquí, el pago aparece realizado en Sierra Nevada, Sevilla; y la propia estación se anuncia como Sierra Nevada, Andalucía, y para ver la palabra “Granada” hay que hacerlo con una lupa.

De tantos y tan constantes agravios solemos culpar únicamente a los políticos que han dirigido a su antojo los destinos de esta ciudad y provincia. Y, aunque no les sobra ni un ápice de la inmensa culpa que tienen quienes sólo se han representado a sí mismos y sus ansias por conservar sus sillones por encima de todo, los culpables últimos de lo que sucede con Granada somos los propios granadinos.

Por reincidir votando en las elecciones municipales, autonómicas y generales a estos no-representantes que traicionan sistemáticamente a Granada, creyendo ingenuamente que actuarían en beneficio de Granada, cuando, si es necesario, van en contra de nuestros intereses; por permitir pasivamente todos los agravios que cometen hasta convertirnos en una de las regiones más pobres de España.

Los granadinos debemos tomar democráticamente las riendas de Granada y su propia autonomía, para sacarla del profundo agujero en el que aquéllos nos han metido. Así saldaremos nuestras culpas, porque esto ya es demasiado…

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