Cambia, todo cambia

La doctrina de la Covid-19

Arrecian los adalides del caos y el odio que sólo quieren esconder el fracaso de sus recetas

A nadie se le escapa que algunos partidos pretenden sacar rédito político del sufrimiento de la gente. Como han hecho tantas veces, utilizan a las víctimas de la Covid-19 para promover programas impopulares y esconder sus vergüenzas. Esta pandemia es un escenario ideal para que nos vuelvan a aplicar lo que Naomi Klein denominó como la doctrina del shock: básicamente que las élites neoliberales impongan medidas contras las mayorías sociales gracias a la conmoción y la confusión que generan contingencias como las grandes crisis de las últimas décadas. Por eso las fuerzas conservadoras (españolas y algunas extranjeras) están tratando de generar el caos, no se trata sólo de que estén instalados en la confrontación constante, fomentar situaciones traumáticas es precisamente su estrategia. Ya lo dijo Rajoy en el Congreso al estilo Faemino y Cansado: "Cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor mejor para mí el suyo beneficio político". Les propongo que pongan ustedes las comas donde les parezca oportuno, aunque Irene Fernández Romacho de escueladescritura.com va a querer matarme cuando corrija esta columna como ha hecho tantas veces.

Pero como decía, las élites no sólo quieren multiplicar sus privilegios con el desconcierto, sino que también utilizan la emergencia para que olvidemos sus infamias: esta podría ser la doctrina de la Covid-19. Somos muchas las personas que llevamos décadas alertando de los impactos y las fragilidades que generan las economías neoliberales. Así, con el agotamiento acelerado de los recursos naturales (empezando por el petróleo) no tiene ningún sentido la apuesta por el turismo como fuente principal de ingresos, y es una auténtica locura que en lugar de consumir alimentos de cercanía los traigamos de lejos. La situación actual confirma estas tesis ya que el modelo económico y territorial hegemónico se ha mostrado como una verdadera trampa que ha favorecido la pandemia y ha amplificado el sufrimiento de la población. Ante esta evidencia arrecian los adalides del caos y el odio que sólo quieren esconder el fracaso de sus recetas con la doctrina de la Covid-19. Pero como hemos comprobado con esta pandemia el futuro no reside en construir autopistas ni otros megaproyectos de dudosa utilidad que aumenten nuestra dependencia. El futuro, y por tanto la resistencia contra este nuevo shock pasa por fomentar la cooperación y recuperar economías bioregionales basadas en la utilización de los recursos locales. Por ejemplo, podemos volver a alimentarnos con las agriculturas del entorno o sería muy útil rehabilitar nuestras viviendas con materiales producidos cerca como la madera de chopo de la Vega en el caso de Granada.

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