Nuestro futuro y Europa

Una vez más, el equipo que gobierna la ciudad vuelve a dejarnos huérfanos de liderazgo y de gestión

Europa fue, en el tiempo de los mitos griegos, un princesa secuestrada por el dios de todos los dioses transmutado en toro. El padre de la princesa, al saber lo ocurrido, corrió a la orilla del mar gritando su nombre y mirando hacia Occidente. "Y viendo hacia dónde dirigía su mirada, terminaron llamando Europa a aquella tierra, allende el Mediterráneo". Luego, tras siglos de guerras, de pactos, de tratados y acuerdos, de desencuentros y muchas negociaciones, llegó el Mercado Común y la Unión Europea.

Durante mucho tiempo, para España, Europa fue un sueño y una promesa. Ahora ya no. Porque ahora también somos Europa. Y de ese proyecto común, en muchas ocasiones, podemos obtener beneficios.

Sin ir más lejos la Unión Europea ha puesto 140.000 millones de euros a disposición de las provincias y los municipios del territorio español, para ayudar a afrontar la crisis social y económica provocada por el Covid (Fondos extraordinarios Next Generation). Lo único necesario era pedir esas ayudas. Lo han hecho Malaga, Córdoba, Sevilla…Pero no Granada. Otra vez somos diferentes.

Tras las elecciones municipales de 2019, la alcaldía de Granada fue un cromo en las manos de dos partidos políticos, PP y Cs, que no tuvieron empacho a intercambiar los que fueran necesarios en algún despacho de Madrid. Desde entonces hasta hoy, seguimos pagando las consecuencias. En el día a día, con el caos que su nula gestión implica. En las dificultades que muchas personas de esta ciudad, por esa incompetencia, están sufriendo, desde quienes han tenido que pagar tasas que se les prometió que iban a bonificarse a quienes siguen sufriendo cortes de luz inexplicables en sus hogares, pasando por quienes no pueden acceder a los servicios municipales, sea el 010 o los servicios sociales comunitarios,…

Con los fondos europeos que Granada no ha pedido se podrían proveer ayudas directas al comercio, la hostelería, los autónomos. Se podrían crear más de 10.000 puestos de trabajo directos y otros tantos indirectos. Ese dinero permitiría realizar proyectos para transformar y mejorar la ciudad, sus infraestructuras, sus barrios; cambiar la movilidad y el modelo económico por otro más sostenible; mejorar la participación de colectivos ciudadanos en la construcción de la ciudad futura.

Una vez más, sin que nadie alcance a comprender los motivos, el equipo que gobierna la ciudad vuelve a dejarnos huérfanos de liderazgo y de gestión. Ni les importa la ciudad ni les importan las personas que en ella vivimos. Ni siquiera el futuro, que no se están encargando de construir.

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