Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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El gobierno nieva en persona

En Italia dicen: "Piove, porco governo". En España, nieva tremendamente en Madrid, y la culpa, al gobierno

Sánchez no es el único que se ha hecho con competencias de la Naturaleza, personalizando ciertos verbos climáticos que siempre han funcionado como impersonales. Sharif, un rapero de primera -un MC puntero- en su último videoclip Lluevo, también lo ha hecho: "Si tú eres la flor", canta con el tono cansino y santurrón del hip hop, "yo lluevo […] si tú eres la sed, yo lluevo". Los artistas son así, y prueban a envasar el inabarcable sentimiento amoroso en raps o en sonetos. Nada que objetar; pero cuando un gobierno social / comunista /populista / bolivariano se atreve a usurpar competencias académicas, podemos estar hablando de un golpe de estado climático-gramatical. De un asalto a la Real Academia para hacerse con el control de los verbos de fenómenos naturales. En su desmedido afán de poder, acaba de reclasificarlos. Ya no son impersonales. A partir de ahora, será el Ejecutivo en persona el que llueva, truene, relampaguee, granice, nieve, hiele e, incluso, el que oscurezca, anochezca o amanezca, como poco. "Nievo sobre Madrid", decretó Sánchez, y tremenda nevada cubrió la Capital. Al momento, las autonomías, celosas de la toma del poder meteorológico por parte de un ejecutivo ilegítimo, reclamaron el derecho a llover, nevar, tronar, granizar, relampaguear, amanecer y anochecer en sus comunidades, sin intromisión de Moncloa. Sánchez solo pone una condición: que si, por inexperiencia o ineptitud, les sale mal, que no intenten devolver esas competencias. Que no se les ocurra recurrir a él cuando a Ayuso se le escape un trueno de la caja, o el lendakari espurree unos granizos de más sobre un frontón obligando a suspender un partido de pelota vasca. Y si el presidente gallego no logra alcanzar el nivel de usuario y, en lugar de congelar una pista de patinaje en Vigo, hiela personalmente el tramo del Camino que va de Herrerías hasta el Cebreiro, y se le matan tres peregrinos, que se aguante. Y que no piense en llorarle el presidente de la Generalitat, cuando, asumida plenamente la competencia de amanecer y anochecer en Cataluña, prometa a los ciudadanos una república con las primeras luces del día, y torpe, como aprendiz en secesiones, lo que le salga sea un ocaso, una anochecida de los anhelos independentistas. Que la Naturaleza no se anda con chiquitas cuando se la marea irresponsablemente.

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