La mitad de todo

La composición del gobierno local pactada entre PP y Cs se olvida del equilibrio entre hombres y mujeres

Vivimos en un país donde las mujeres hace apenas unos años que acabamos de incorporarnos a la condición de ciudadanas plenas, en igualdad formal con los hombres. Y debo insistir en lo de formal porque la igualdad real está aún lejos. El número de mujeres que dirigen las empresas del Ibex o la brecha salarial siguen ahí para recordarnos que nos queda trabajo por hacer, a las personas feministas.

Pero es innegable que hemos avanzado mucho, en lo formal y en lo real.

Lo malo es que esos avances, que creíamos ya consolidados, se están demostrando tan frágiles como un castillo de naipes.

Por poner solo un ejemplo, podemos hablar de la paridad.

En nuestro país existen, desde hace años, normas legales que establecen la obligatoriedad de que exista equilibrio en la presencia de hombres y mujeres en los puestos de representación o en la dirección de las empresas y otros lugares relevantes. Al margen de las leyes, la política de cuotas es una estrategia que ha buscado incrementar la presencia de las mujeres en los espacios de poder. Gracias a unas y a otras (y sobre todo gracias al trabajo y la lucha del feminismo) la presencia de mujeres en cargos directivos, cargos públicos, puestos de representación y demás espacios "de poder" se ha incrementado de forma considerable en poco tiempo.

Sin embargo, aún no estamos ni siquiera cerca de la paridad. Es decir, sigue estando lejano el escenario en el que la proporción de hombres y mujeres en esos espacios de poder sea una reflejo fiel de la sociedad en la que se produce, sociedad formada por hombres y mujeres al 50%.

Insisto: hemos avanzado mucho y lo hemos hecho en, relativamente, poco tiempo.

Pero insisto también: es un avance muy frágil. A la mínima ocasión podemos perder lo avanzado sin que nos demos apenas cuenta.

Por poner solo un ejemplo: el Ayuntamiento de Granada.

La nueva composición del gobierno local pactada entre PP y Cs se olvida de la composición equilibrada entre hombre y mujeres que marca la legalidad vigente al otorgar una sola de las siete tenencias de alcaldía que se han creado a una mujer.

Aunque claro, para poder formar gobiernos paritarios es necesario que las listas electorales cuenten con igual número de candidatas que de candidatas, cosa que con demasiada frecuencia se olvida.

Y aquí estamos otra vez las mujeres, reclamando, como bien dice Amelia Valcárcel, la mitad de todo. Justo lo que nos corresponde.

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