Cabrón (con hasta nueve significados en el diccionario), hijo de mala madre (versión refinada de un insulto machista) y sarasa (versión de un humorista recientemente fallecido de otro insulto conocido) gritados al unísono por gran parte de una grada, preferentemente de los fondos del campo desde donde el portero del equipo rival, tras demorarse todo el tiempo del mundo con la anuencia del árbitro, es lo que se puede escuchar en muchos estadios de fútbol. Queda dicho, disculpen el comienzo malsonante y rayano en la falta de educación de este Cajón de sastre. Nada más lejos de mi intención que incitar al odio y a la violencia. Prosigamos. A continuación de esos gritos puede que el señor/a de megafonía, en inglés, el speaker, diga que está prohibido proferir insultos y en las pantallas del estadio aparezca un mensaje advirtiendo que se puede multar, expulsar y prohibir la entrada a los recintos deportivos a quienes hagan esas manifestaciones de violencia verbal y quizás también se consideren incitación al odio y acaben procesados los “proferidores” de tales palabras. Así, puede que una cuarta parte del campo, en la primera parte, y la otra cuarta parte del estadio, en la segunda parte, acabe procesado. Tranquilos, la cosa acabará en multa al club y ya está. La sangre no llega al río.

Que sea así es cosa lógica pues en un país en que el estado de emergencia decretado durante la pandemia resultó ser ilegal, la expulsión de menores marroquíes tampoco se ajustó a derecho, el cambio de opinión sobre el pueblo saharaui es lo mejor para todos y en particular para una democracia avanzada como sabemos que es Marruecos, llevarse las competiciones de fútbol a otro gran país adalid de los derechos humanos como es Arabia Saudí, dar alcaldías a partidos que nunca se han desdicho que eso de matar estuvo mal, conceder todo lo que pida un prófugo de la justicia incluido estar a salvo de ser juzgado por nada de nada, pactar un trato preferente en cualquier tema fiscal de modo que la riqueza de algunos es solo de ellos y la riqueza de otros territorios hay que repartirla, etc, etc, etc …, pues todo eso en ningún caso tiene consecuencias. No pasa nada. Bueno, sí. Todo eso es progresismo, favorecimiento de la convivencia entre paisanos y trinchera salvadora para que todos los políticos fascistas de derecha y extrema derecha que recibieron millones de votos no gobiernen. O sea que si alguien dice eso de cabrón y demás palabras soeces de un portero de fútbol, de un político, de un ministro o de un presidente tampoco será tan grave. ¿O sí? Vale.

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