La Rayuela

Lola Quero

lolaquero@granadahoy.com

¿Quién le pone el salero a la campaña?

Unos tiran de gestión, otros apelan a la rosa en el corazón y Olona, enlatada. Mientras, a la campaña le falta ardor

Olona exige celeridad en las canalizaciones de Rules para ayudar a los agricultores de Granada

Olona exige celeridad en las canalizaciones de Rules para ayudar a los agricultores de Granada / G. H.

En el ecuador de la campaña electoral una de las percepciones más extendidas es que está siendo como un huevo sin sal . Y eso que se le presumían tardes de gloria con tanta feria y fiesta en la primavera andaluza y con un preámbulo de culebrón salobreñero protagonizado por la candidata de Vox, Macarena Olona. Soy consciente de que este tipo de comentarios los carga el diablo, porque conforme escribo puede ocurrir algo que dinamite por completo la placidez con la que los candidatos a la Junta de Andalucía navegan por este río en calma. Pero me arriesgaré.

El principal interesado en que no se levante marejada es el PP, con un Juanma Moreno que si pudiera se quedaría como estatua de sal hasta el 19-J, eso sí, sonriente y con cara de ser el yerno ideal. El PP trata de convertir la campaña en un escaparate de su gestión en los últimos casi 4 años y por eso, la cabeza de lista por Granada, Marifrán Carazo, -consejera de Fomento- sigue la estrategia al pie de la letra. "Yo no me meto con nadie", "no hablo de Vox, solo de mi gestión". Es el momento de lucir obras, carreteras, carriles ciclopeatonales para conectar el Área metropolitana, agilidad urbanística y mucho Metro, que es como llevar a la partida del próximo domingo el rey de oros o el as de tréboles. Un triunfo seguro. Ni siquiera la maltrecha sanidad pública, que fue el matagigantes para Susana Díaz en 2018, parece estar calando como esperaban los partidos de la oposición.

Su idea es ensanchar el electorado a derecha e izquierda, porque los sondeos siguen mostrando un posible trasvase del voto del PSOE a este PP que ya no es un dóberman que se come de un bocado todo lo público o el medio ambiente. Durante la entrevista con este medio, que podrán leer esta semana, Carazo me mira muy seria para decir: "Nadie me va a dar lecciones de ecologismo".

El papel del PSOE, con una lista granadina de la que se cayeron todos los pesos pesados históricos del partido y que encabeza el nuevo hombre fuerte del partido andaluz (el que se maneja entre bambalinas), es el de tratar de movilizar electorado, con la idea, ya veremos si acertada o no, de que hay una masa de socialistas casi "preexistentes", como los llamaba hace unos días mi compañero Juan Manuel Marqués Perales en una de sus atinadas crónicas políticas. Ese electorado con la rosa en el corazón se habría quedado en casa en 2018 y ahora hay que animarlo a que vote a Espadas. También trata este partido de tirar de éxitos de gestión del Gobierno central y su lluvia de millones de fondos europeos, además de las coberturas sociales y laborales de la pandemia. La visita de ministros está siendo constante.

Espadas ha arriesgado al garantizar que no apoyará la investidura de Juanma Moreno, aunque con ello evitara la entrada de Vox en el Gobierno andaluz. Es su modo de erigirse como única garantía de un ejecutivo sin la extrema derecha. Pero el mensaje tiene un reverso, porque si ese votante de centro-izquierda que ya ha conocido a un PP que no muerde, escucha, lee y siente en la calle que la victoria de Espadas es una suerte de milagro, lo siguiente que le queda para evitar el peaje de Vox es contribuir con su voto útil a que el todavía presidente Moreno obtenga una mayoría absoluta o tan holgada como para que pueda hacer un corte de mangas (entonces sí) a Macarena Olona y mandarla de vuelta al Congreso en Madrid, donde mantiene el escaño, por lo que pueda pasar.

También se mantiene en esa ecuación Ciudadanos, partido al que se le está preparando el velatorio, pero que podría dar alguna sorpresa precisamente por ese temor a que Vox tenga que ser el compañero de viaje de Juanma Moreno en los próximos cuatro años. Y así lo explota su candidata por Granada, Concepción Insúa: "Yo sí soy Conchi de Graná, de Salobreña o de toda la Costa Tropical". A diferencia de Carazo, ella sí busca la confrontación directa con Macarena y le pone algo de pimienta a este contienda, igual que hizo Juan Marín en el debate televisivo. "Es ella (Olona) o yo", sin medias tintas, parece decir Conchi con su discurso sobre los méritos acumulados durante estos años de gobierno en representación de esta provincia. Frente al ejercicio de paracaidismo de la líder de Vox.

Olona puede que guarde la traca para el final, pero al menos en la primera semana su campaña ha sido peor que sosa, enlatada y hasta faltona con las normas no escritas en democracia. Si este periodo está concebido para que los políticos, que aspiran a ser representantes del pueblo, den la cara ante los votantes, rindan cuentas o prometan acciones de gobierno, se sometan al escrutinio de todos y difundan mensajes a todos, la líder de Vox ha hecho todo lo contrario. Difunde vídeos publicitarios con su cara y la bandera como reclamos, evita ruedas de prensa o actos en los que pueda ser preguntada sin pleitesía, veta a medios de comunicación y sostiene lo de que "el próximo Gobierno será con Vox o no será", lo que resulta profundamente antidemocrático, al menos en lo estético, porque borra de un plumazo la fuerza del voto ciudadano, capaz de hacer superfluo o decisivo el papel de la ultraderecha en Andalucía.

Macarena trata de pisar en el suelo seguro que le dan los pocos que a su alrededor conocen de verdad esta tierra. Esta semana se fue a una plantación de aguacates de la Costa de Granada, donde su posible sustituto en el Congreso, el concejal de Granada Onofre Miralles, tiene tierras y cultivos tropicales que sí ha cuidado desde chico. Y quiso hablar de otro tema que le debía de sonar porque es de su competencia desde que fue elegida diputada por Granada en 2019, las conducciones de la presa de Rules. Llegó allí, ante los hombres del campo, y les dijo que el Gobierno central les negaba las inversiones, pero eso ha tenido oportunidad de reprochárselo a la cara a Pedro Sánchez y a sus ministros en cada sesión parlamentaria de los últimos tres años. Para eso fue elegida como representante de esta provincia. ¿Lo hizo? Solo hay que remitirse al registro web de la Cámara Baja. Les invito a encontrar algo relacionado, entre preguntas sobre inmigración y delincuencia en toda España.

Por Andalucía y Adelante Andalucía, dos candidaturas que podrían ser una sola a los ojos de muchos de sus simpatizantes, se esfuerzan estos días en borrar con sus propuestas (muchas de ellas interesantes para Granada) la imagen de esa división, que a la vez se da también dentro de la propia confluencia de Podemos e IU. El votante tiene difícil olvidar esa imagen de políticos de izquierdas peleando por el reparto de asignaciones. La concentración del voto en una sola candidatura no trajo en 2018 un buen resultado en Granada a la izquierda, que perdió representación. Sería curioso que se invirtieran las tornas ahora. El próximo domingo lo sabremos, aunque antes haremos balance de la segunda semana de campaña, que seguro tendrá algo más de salero. Feliz Corpus.

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