La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

La reconstrucción

España viendo su horizonte de pobreza y Adriana Lastra ya ha considerado impertinente que la comisión trabaje los sábados

El día después de la pandemia no es una cita concreta, una hora exacta, un espacio donde levantar un telón y encender un mecanismo. No es una inauguración oficial con corte de cinta y trocito de bandera para el recuerdo. Más bien será una pléyade de políticos retando a votantes con ofertas y gangas de todo conmigo, nada sin mi.

Será un páramo incierto, de incertidumbre amplia, un nubarrón sobre la economía que lo oscurecerá casi todo y que deberá ser despejado con el empuje de los fuertes vientos del Estado democrático y de derecho, pero, sobre todo, con el enorme sacrificio, otro más, de quienes pagamos impuestos. No ayudan a la credibilidad del caos, ministras o ministros que insultan a todos los propietarios agrícolas, o menosprecian el 15% del PIB español, es decir: el turismo.

La reconstrucción, ese término mediático asignado al momento, ha derivado en conflicto antes de nacer. Ni para nombrar su presidente ha habido consenso. Y, claro, PSOE y Podemos han tirado de nómina de afiliados con currículo poco admirable, pero lealtad al partido inquebrantable. Se empezó proponiendo un sucedáneo de aquellos Pactos de la Moncloa de la Transición, con la que Sánchez se pedía una página de estadista en la historia de España. Las cacerolas sonaban mejor que eso. Toda una treta del buhonero que sucumbió de tal pretensión histórica en cuanto se rascó en el "cómo" y el "qué" de su narcisista propuesta.

Hay quien tiene tentaciones comunistísimas para el proyecto de reconstrucción, sin contar que eso en la UE, como ya pasó en Grecia, tiene recorrido escaso. Sus socios, socialdemócratas con independentistas adheridos a su "qué hay de lo mío", intentarán que la reconstrucción se haga pagando otros lo que ellos manden gastar. Se verá, segurísimo, en la comisión de reconstrucción lo deteriorado que está el clima político patrio, y lo difícil y menguante que será hacer bordados de Manila con esos hilos tan tenues y débiles con los que la polarización izquierda/derecha hará difícil coser algo.

España temblando viendo su horizonte de pobreza, desempleo y ruina, y Adriana Lastra ya ha considerado impertinente que la comisión trabaje los sábados. Lo ha dicho sin culpar a Isabel Ayuso. Tiene mérito. Que los sanitarios hayan doblado turnos, hecho su trabajo sin seguridad plena, con generosidad vocacional y ejemplar profesionalidad, no ha sido espejo suficiente para la portavoz del PSOE. Si trabajar ocho sábados les indispone, imagínense el resto

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios