Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Una reina rapera

La apostura del monarca gana al andar africano, casi de pandillero de Harlem, del presidente

Pese a que los derechos de autor están siendo barridos por usuarios de decodificadores iptv con los que ven de balde los partidos de fútbol y la Fórmula 1, o arrasados por Spotify o por cualquier plataforma de música, cine, series o vídeos en streaming, estoy dispuesto a disputarle a Letizia el copyright de la idea de utilizar el rap para promocionar la monarquía. Porque lo que hizo Letizia el otro día, marcándose un rap por una buena causa (la salud mental), ya lo hice yo para conseguir que los alumnos prestaran alguna atención a Horacio, Virgilio, Petrarca, Dante, Garcilaso, Quevedo, Neruda o a algún poeta sentimental. Pensaba entonces que, utilizando las canciones y las músicas de moda entre el alumnado, como puente o intercambiador, ellos terminarían aceptando los modelos poéticos que yo les proponía. Y trabajé en el aula con Las Vulpes, con Rosendo, con Albert Pla, con La Polla Records, con Extremoduro y con Gabinete Caligari. ¡Loco empeño! Ellos terminaban canturreando el “Camino a Soria” de esa banda pero pocos leyendo Campos de Castilla de Machado. Si ha habido plagio, la realeza tendrá que pagarme derechos de autor. ¡Qué absolutos son los borbones o sus parejas! Como si no fueran suficientes el look de las princesitas: el moñillo recogido y la boina roja del uniforme militar de Leonor y las alpargatas atadas a las piernas de los veranos mallorquines. O la apostura del rey en la Cumbre, superior, según mis amigas, a la galanura y al caminar africano, casi de pandillero de Harlem, de nuestro presidente. ¿Y su barba tan bien esculpida? No había por qué recurrir al rap. Estoy convencido de que, de hacerse un referéndum, lo ganarían de calle los modelitos de Letizia y la lisura de su cara. No te digo nada si los políticos españoles tuvieran la valentía de plantear un referéndum en Cataluña. Sin necesidad de que Iceta bailara torpemente cualquier reggaetón de moda, se ganaba con que Letizia luciera durante la campaña previa modelos de casas de costura catalanas, con que su niña menor se casara en Monserrat o con que doña Leonor (futura capitana general de la tropa catalana) desfilara por el Paseo de Gracia al frente de una compañía compuesta, al alimón, de soldados y soldadas. ¿Majestad, por qué os habéis metido a rapera? No os hacía falta. Me habéis robado el método y la canción.

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