Granada entera se postró ante su Madre de Amores, la Virgen de las Angustias
La Crónica | Procesión Virgen de las Angustias de Granada 2025
La Sagrada Imagen recorrió, en loor de multitudes, las principales calles de la capital granadina despertando el fervor popular desde la Basílica Patronal hasta la Santa Iglesia Catedral
La Contracrónica | La peregrinación de Albuñol y Albondón hasta la Virgen de las Angustias de Granada: “Una vez que la haces, tu cabeza da un giro”
‘El día de la Virgen’. La de Granada, y todas sus comarcas. Desde Loja hasta Huéscar, pasando por la Vega, los Montes Orientales o la Costa Tropical. También Guadix y Baza, unidas al fervor de todos los vecinos del cinturón metropolitano que peregrinan hasta la capital. Mil y un rincones de toda la provincia, fundidos en una devoción que no entiende de distinciones. La jornada en la que los granadinos se postran ante la Madre de Amores que adora a Granada entera. Era último domingo de septiembre, y Granada volvió a rendir honores a su Virgen de las Angustias, la que vive en la Carrera.
Enclavado en el corazón de la ciudad, acudieron hasta aquel ‘germen devocional’ miles de fieles y devotos. Los primeros pasadas las cinco de la madrugada, aguardando la apertura de los pórticos que custodiaban el ‘Tesoro de la ciudad’. Así, una tras otra, se sucedieron cientos de visitas, consolidando una “eclosión de amor a la Virgen de las Angustias”, tal y como profetizaba días antes el hermano mayor de la Hermandad Patronal de Granada, Antonio González.
Las naves basilicales acogieron ocho celebraciones litúrgicas ofrecidas al Real Cuerpo de Hermanas Cofrades, el Real Cuerpo de Hermanos Horquilleros y el Real Cuerpo de Hermanos Palieros de la Virgen, ocupando la Sagrada Cátedra de esta última el arzobispo de la ciudad, Mons. José María Gil Tamayo. Al término se volvían a sellar los pórticos, a la espera de la celebración de la Solemne Procesión de Alabanza que recorrería las principales calles de la capital.
En la Plaza de Mariana Pineda, rostros anónimos. Mujeres de la Vega y la capital formaban largas filas de cirios. Llamas vivas de fe que antecederían al cortejo procesional, proclamando la llegada de la Santísima Virgen. Rosarios, estampas y tímidas lágrimas. La ‘procesión de las velas’ es el cortejo más puro de cuantos recorren las calles de la ciudad cada año. Fieles de infinitos orígenes que convergen en un mismo sentido, caminando hacia el frente y suspirando plegarias al cielo. En sus labios oraciones mantenidas en el tiempo, clamando por la ‘salud’ y dando ‘gracias’, por tanto. Incertidumbre calmada en el acto de un rezo comunitario que, a cada esquina, entonaba el Himno de la Virgen de las Angustias. Y bajo su estela tan sólo se vislumbraba una certeza. Llegarían, tras sus pasos, los de la Virgen.
El cuerpo litúrgico alzaba la cruz parroquial entre los álamos de la Carrera de la Virgen, encendiendo el fervor popular. Al paso del cortejo, la alcaldesa de la ciudad de Granada, Marifrán Carazo, era recibida por el hermano mayor de la Hermandad Patronal de la Virgen de las Angustias, Antonio González. Ambas autoridades participaron en la recepción del teniente general del MADOC de Granada, José Manuel de la Esperanza, que acudía a las plantas de la Patrona de Granada y su Archidiócesis en representación de la Casa Real Española.
Una vez en la Basílica, el teniente general recibió el báculo de Hermano Mayor Honorario Perpetuo, distinción que ostenta Su Majestad el Rey Felipe VI. Tras los honores militares, y la interpretación de los himnos institucionales, el regio representante pasó revista a las tropas dispuestas en los aledaños de la Basílica Patronal, minutos antes de la salida de la Sagrada Imagen.
Excelsa Patrona
Un repique de campanas proclamó a la ciudad el instante anhelado. Al unísono, el Real Cuerpo de Hermanos Palieros alzó el palio de respeto que cobijaría a la Santísima Virgen. Entre vítores y palmas, y las atronadoras salvas de cohetes que cruzaban el firmamento, la Sagrada Imagen de la Virgen de las Angustias, Patrona de Granada y su Archidiócesis, volvía a las calles de la capital. Una Madre, la de todos los granadinos, que acogía en su regazo a Jesús Yacente.
Nostalgia y recuerdos del pasado. Siglos de devoción a las plantas de la Patrona que volvía a erigirse ante el Real Cuerpo de Hermanos Horquilleros. Sobre sí, el ‘Manto del Pueblo’, bordado en profusa ornamentación dorada en terciopelo negro, y la regia presea de la Coronación Canónica de 1913. La Sagrada Imagen de Jesús Yacente descansaba sobre el altar, custodiado por mantillas y encajes de tul y sedas. El regazo era abrazado por unos nuevos cojines, de galones dorados y textil granate, coronados por borlas de honor.
Los querubines cincelados en plata se ocultaron entre los abrumadores nardos, cuya fragancia impregnó a toda la ciudad. Eran el prólogo del florecer de un nuevo otoño, que se abriría de nuevo a la ciudad. Así, el perfume quedó tímidamente oculto entre los capillos florales profetizando un nuevo comienzo. A los sones del Himno Nacional de España, interpretado por la Unidad de Música Militar de la Real Academia de Infantería de Toledo, los primeros rayos de sol vislumbraban la viva Imagen de las ‘Angustias de María’. La formación musical ofrendaría a la Patrona de la Archidiócesis durante todo el itinerario marchas procesionales del clásico repertorio granadino, evocando el sublime magisterio de los compositores del siglo pasado.
Hay quien dice que los genuinos cantes de un pueblo expresan su lamento, y sus más hondas deseos. Siendo así, los granadinos vitorean a su Virgen desde la forja de La Reja. Aquellas cuya belleza supera, y con creces, a la fuente de Roma. Es en esa partitura, tejida con el paso de las décadas, donde el cante de las zambras recuerda que su Virgen de las Angustias sale en procesión, y los granadinos le rezan con mucha fe y devoción. En su plegaria le piden que nos conceda la paz, y que en su corazón no olvide a su querida 'Graná'.
Una vez concluida la ‘procesión de las velas’, las veteranas promesas se acercaban a las andas procesionales de la Virgen de las Angustias. Desde las aceras de la Carrera de la Virgen, ascendían cientos de granadinos al paso del Real Cuerpo de Hermanos Horquilleros. Un cortejo procesional itinerante, en el que los fervientes devotos de la Sagrada Imagen la acompañaron sin descanso. Una marea humana que seguía a "la que más altares tiene”.
¡Oh, Virgen de las Angustias! Reina y Madre de Granada, recitó una voz popular de Granada. Una ciudad que es a sus plantas postrada, hoguera de fe y de amor. Una oración de protección, en la vida y en la muerte, y de auxilio en su llanto. Suplicaron su intercesión, ante el Señor, como ‘Amparo de la ciudad’. Y al unísono, se fundían en unas estrofas que versan sobre el corazón de todos los granadinos: Hay una Madre de amores que adora a Granada entera, la Virgen de las Angustias, la que vive en la Carrera.
"Estás en casa, Madre"
Bajo la escolta de autoridades civiles, militares y eclesiásticas, la Virgen de los granadinos era portada con solemnidad por el Real Cuerpo de Hermanos Horquilleros hasta el atrio de la Santa Iglesia Catedral. Una vez bajo el dintel de la Puerta del Perdón, los órganos catedralicios inundaron las capillas renacentistas de melodías litúrgicas, en las que se exaltaban su advocación. Los seises, custodios de la devoción infantil, se reverenciaron ante la presencia de la Sagrada Imagen en el Altar Mayor.
Allí, ante el 'sancta sanctorum' de la capital, el arzobispo de la ciudad, Mons. José María Gil Tamayo recibió a la mayor devoción de la Archdiócesis. "Estás en tu casa, Madre", pronució con gran emoción, asegurando que la Seo era "la casa de todos los granadinos, porque es la casa de Dios". En su plegaria, compartida por la Hermandad Patronal allí presente, evocó las manos de la Sagrada Imagen. Abiertas, por la "reconcialición, la paz y la concordia en nuestro puebloo", así como para clamar por los "más desvalidos y angustiados".
"Bendice nuestros hogares en tu caminar por las calles", suplicó el representante eclesiástico, haciéndose eco de la plegaria de los cientos de granadinos que aguardaban tras los pórticos. Así, desde el blanco fulgor que emanaban las naves de la Santa Iglesia Catedral, la Sagrada Imagen fue recibida en la Plaza de las Pasiegas por desbordantes muestras de fervor popular, sucediéndose vítrores espontáneos a cada esquina. Desde la Plaza Bib-Rambla hasta el Pie de la Torre, o desde el Sagrario hasta la Plaza de la Romanilla. Toda Granada la esperaba, un año más.
El anhelo se hizo unánime. El clamor popular de los granadinos resonaba con fuerza en la ribera del Genil, donde se atesora una plegaria de casi de cinco siglos. Allí, en los primeros trazos de la Vega granadina, es donde se custodiará la Virgen de las Angustias hasta el 27 de septiembre de 2026. Entre vítores y salves, Granada y su Archidiócesis volvieron a rendir honores a su Patrona en la Carrera de la Virgen.
Así, en los versos, plegarias y salves, se hizo historia en una provincia 'implorante' de anhelos cumplidos. Quedarán erguidos durante siglos los dos campanarios, fortalezas de la creencia popular, que proclamarán cada día las 'Angustias de María' hasta donde alzcanza la vista. Incluso más allá del horizonte, en cualquier lugar donde habite alguien de esta tierra.
Un reino germinado en la ribera del Genil, y que se hizo eterno por clamor popular de todo un pueblo. Labriegos, nobles y reyes a las plantas de un lienzo, que se hizo viva Imagen en las crónicas legendarias. En su rostro reside el 'Amparo de la ciudad' de Granada'. Aquella que alza altares en su nombre. Es la que vive en la Carrera, y en los 174 municipios de la provincia. Es la Virgen de las Angustias, la que más altares tiene, porque no hay granadino que en su pecho no la lleve.
También te puede interesar
Contenido ofrecido por Caja Rural Granada
Contenido ofrecido por Aguasvira
Contenido patrocinado por Cibervoluntarios
CONTENIDO OFRECIDO POR AMAZON