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La Alhambra abre el rincón de Washington Irving

  • El programa Espacios del Mes continúa en enero con la apertura de las Habitaciones del Emperador en las que se alojó el escritor

El novelista norteamericano se hospedó en el monumento nazarí en 1829.

El novelista norteamericano se hospedó en el monumento nazarí en 1829.

El programa de divulgación de espacios restringidos a la visita pública continúa este mes en la Alhambra con la apertura de las Habitaciones del Emperador, uno de los enclaves más significativos del monumento y que podrá visitarse cinco días a la semana.

Según explica el Patronato de la Alhambra, los visitantes podrán acceder este mes a este espacio, conocido también como las Habitaciones de Washington Irving, en referencia al escritor norteamericano autor de los famosos Cuentos de la Alhambra.

Se las conoce así porque Irving se hospedó en ellas, en el área conocida como Sala de las Frutas, en 1829. Las habitaciones que se construyeron en época cristiana, en lo que era conocido como "El Prado" y cerca de la Sala de las Dos Hermanas, se enmarcan en la adecuación del palacio islámico a sus nuevos usos cristianos.

En este espacio se proyectó la construcción de una serie de habitaciones que unían el Palacio de los Leones con el de Comares y su edificación se enmarca en la época de Carlos V, aunque algunos investigadores han señalado unas posibles intervenciones en la época de los Reyes Católicos.

Las nuevas salas se organizaron por medio de un corredor internamente comunicado y en torno a un patio irregular, y en estas habitaciones y sus dependencias contiguas se encuentra uno de los programas iconográficos más destacados del Renacimiento español.

La primera estancia, conocida como Despacho del Emperador, conserva una chimenea y un artesonado, realizado en 1532 por Pedro Machuca y, a continuación, presenta una antecámara por la que se accede a los dormitorios reales. Sobre la puerta se conserva una placa de mármol colocada en 1914 en recuerdo al célebre escritor norteamericano Washington Irving. Entre 1535 y 1537, Julio Aquiles y Alejandro Mayner, cercanos a Rafael, fueron los encargados de pintar las paredes de estas estancias.

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