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Del efecto José al efecto Abelardo

  • Tres partidos han tardado en costarle la derrota los nuevos fallos del Granada tras el cambio de entrenador: ahora es el ataque. El penalti no pitado a Barral, gentileza del técnico del Sporting.

El famoso 'efecto José' ha durado sólo dos partidos. Muy pronto han empezado los reveses para el técnico gaditano, que ya sabe cómo de patéticas suelen ser las derrotas que encaja el Granada CF en las dos últimas temporadas. Contra el Betis vio cómo sus jugadores perdían ante un equipo con diez futbolistas, que no tiró ni una sola vez a portería en la segunda parte hasta que marcó gracias a un regalo ahorrable de Babin, y que expusieron que el problema de los rojiblancos ha cambiado de zona del campo, y ha pasado de la defensa al ataque. El soufflé se ha bajado y cuanto antes asuman la realidad José y sus pupilos, antes se podrá atajar el problema.

Brújula imantada 

 

La brújula con la que el Granada se adentra en territorio enemigo ahora es inservible. El cambio de entrenador ha imantado el aparato y el ataque rojiblanco está desorientado, desnortado, perdido. Coincide hasta el entrenador que al equipo le faltó ambición. Creo que esa crítica no es más que un atajo. Al Granada no le faltó hambre para irse al partido. El gran problema es que no supo cómo atacarle al Betis cuando estaba con uno menos y cerrado en su campo. Movía con lentitud la pelota de lado a lado sin convicción en lo que estaban haciendo, con más temor a perder la pelota y que contragolpearan que a buscar realmente el desborde del oponente. Si la pelota circulaba por dentro dependía de alguna genialidad individual para que se finalizara con algún tipo de éxito. Un guión de ataque previsible y escasamente trabajado que fue el que dio la impresión de conformismo del Granada. No fue falta de ganas, fueron falta de ideas.

 

Cambiar de entrenador

 

Si algo bueno ha traído José González es que, al menos ahora, si el rival le ataca al Granada el aficionado rojiblanco no aparta la mirada del campo. Ya no se pasa tanto miedo pese a que Biraghi siga jugando. En una semana ha arreglado el desaguisado defensivo de Sandoval. Es más, el domingo, el Betis sólo le marcó al Granada a balón parado, no en jugada. Ahí sí se ve el 'efecto José'. Ya hemos dicho que el quebradero de cabeza ahora es atacar, y ahí si creo que al gaditano se le puede echar el tiempo encima. Quizás si hubiera venido un poco antes, algo que a nadie le hubiera extrañado sabiendo que el anterior técnico tenía la espada de Damocles sobre su cabeza hacía mucho tiempo, el Granada habría llegado a esa fase decisiva de la temporada más desarrollado en la fase ofensiva. Ahora queda una semana para que venga el Espanyol en lo que es toda una final y no sabemos si en ese trecho de tiempo a José le habrá dado tiempo a corregir el asunto. 

 

Rochina   

 

Al hilo del punto anterior, con algo más de tiempo quizás José ya le hubiera buscado una salida en condiciones a Rochina. El valenciano estaba siendo el mejor del equipo en la última etapa de Sandoval. Situado en la media punta era el metrónomo, el eje y catalizador del ataque, y esa figura ahora se echa mucho de menos. José le ha metido en banda, el gran error de Sandoval, Caparrós y Abel, y sus virtudes han vuelto al ostracismo. José debe hacerle recuperar el protagonismo aunque le suponga abandonar el 4-4-2 que ha propugnado hasta ahora y que tan sólo le ha servido para marcar tres goles en tres partidos y dos de ellos de penalti. Ese dato dice bastante.

 

Ya tienen los efectos  

 

Decíamos hace unos días en estas páginas a colación del lloro de Abelardo en Los Cármenes que la batalla por la permanencia fuera de los terrenos de juego ya había comenzado, y que el momento en el que afectara al Granada, el club, el técnico o los jugadores tenían que hacer lo mismo. En el Villamarín se vio que los árbitros ven la tele, escuchan la radio y leen los periódicos. Iglesias Villanueva también, por eso estoy segurísimo de que en el penalti que Bruno le hace a Barral al colegiado gallego le empezaron a retumbar en su cabeza las palabras del entrenador del Sporting del pasado jueves. A Barral le han tomado la matrícula, al igual que a Peñaranda y a Success. Vale que ellos son los primeros culpables al señalarse como 'piscineros', pero los árbitros se supone que deben distinguir el trigo de la paja. Supongo que también retumbarían en las mentes de los béticos que fueron a su estadio los ojos desencajados del Pitu, ya que desde la expulsión casi les faltó cantar eso de 'así, así gana el Granada', en una nueva versión del cántico.

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