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Aarón Zapico, clavecinista y director musical

Aarón Zapico: "Falla refleja toda la épica, la melancolía y los claroscuros de Don Quijote"

  • El clavecinista y director ha sido el encargado por el Festival de Música y Danza para ponerse al frente del homenaje al músico gaditano con el que arranca la 72 edición

  • Programa completo de la 72 edición 

Aarón Zapico, durante un ensayo en el Auditorio Manuel de Falla.

Aarón Zapico, durante un ensayo en el Auditorio Manuel de Falla. / Antonio L. Juárez/ Photographerssport (Granada)

El director de orquesta y clavecinista Aarón Zapico ha sido el elegido para dirigir la versión de El retablo de maese Pedro que abre la 72 edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada en el Palacio de Carlos V. La ópera de cámara para títeres escrita por Manuel de Falla e inspirada en un episodio de Don Quijote de la Mancha se ha programado además por partida doble miércoles y jueves para conmemorar el centenario de su estreno en 1923 en París. 

Zapico (Langreo, Asturias, 1978), una figura clave en la recuperación del patrimonio musical español y la renovación de la música clásica, dirige a la Orquesta Ciudad de Granada junto a tres experimentadas voces españolas: Alicia Amo, David Alegret y José Antonio López. Se trata de un concierto “único”, según señala el director, que asegura que “el principal interés del programa es el contexto artístico creado para El retablo" además del "indudable peso de los títeres”. “He tratado que toda la obra de Falla, y del Quijote en esencia, queden contextualizados de la mejor manera, con el fin de que todo se pueda entender y disfrutar más”, explica.

Programa

Así, la representación de El retablo de maese Pedro formará parte de un tríptico, junto con otras dos obras barrocas relacionadas con la novela de Miguel de Cervantes: Burlesque de Quichotte, de Georg Philipp Telemann (1716) y Don Quichotte chez la Duchesse, de Joseph Bodin Boismortier (1743). “Unir dos mundos tan, a priori, lejanos busca estimular y sorprender al público, proponerle nuevas conexiones, conocimientos y disfrute a través del ritmo y la retórica”, asegura el director.

"Una de las características principales de El retablo es la dificultad para presentarlo a la gente por su extensión. Siendo prácticos, dura unos 28 minutos. En el mundo en el que vivimos es muy difícil justificar salir de casa para un espectáculo de esa duración. El problema reside en elegir las obras para acompañarlo. Lo normal es seleccionar otras del mismo Falla o de un periodo contemporáneo al suyo. Es lo más socorrido pero también lo más manido. La novedad es que aquí quise buscar un contexto diferente para que resultase mucho más estimulante, didáctico y divertido", detalla el director sobre la motivación de un repertorio que no se vertebra sobre el compositor gaditano sino sobre el personaje cervantino. "Son tres obras que hablan de Don Quijote. Puede parecer que están muy lejanas en el tiempo porque las separan prácticamente 300 años -Telemann y Boismortier pertenecen al Barroco, mientras que Falla es prácticamente música contemporánea- pero el discurso, la retórica y el ritmo son prácticamente idénticos. Toda la épica, toda la melancolía, todos los claroscuros de Don Quijote que él refleja están también en ellos". 

Un programa que además tiene la peculiaridad de no ofrecer descanso porque busca que el oyente "esté en permanente alerta": "En el concierto va todo seguido. No hay espacio para los aplausos ni para toser. Es como entrar al cine, que tiene esa gran ventaja respecto a la música: capta la atención durante un tiempo muy largo. Cuando nosotros mismo interrumpimos la música con aplausos, esa atmósfera que logramos crear se nos se nos destruye rápidamente. Queremos que los espectadores estén comulgando permanentemente con lo que pasa en el escenario", refiere en un plural en el que incluye al director del Festival de Música y Danza, Antonio Moral, del que recibió el encargo de dirigir El retablo de maese Pedro y un viejo conocido de Zapico del que refiere da toda la "libertad y confianza" necesaria a los artistas. 

Habitual

Pero el director musical y clavecinista es una presencia habitual en el Festival de Granada antes de la llegada del actual director. Debutó en 2011 con un concierto de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, que se grabó en un disco producido por Winter & Winter. En 2019 Forma Antiqva, la formación que dirige Zapico junto a sus hermanos y que ya ha publicado más de 14 discos, fue un grupo residente cuando Pablo Heras se encontraba al frente de la cita. Zapico estuvo presente además como profesor. En 2020, 2021 y 2022, volvió como profesor y responsable de la Academia Barroca, que se creó por su propia iniciativa. Además, en 2021 dirigió a Forma Antiqva en un concierto junto a Núria Rial.

Por eso conoce bien el Festival granadino y sabe que la presentación tiene su parte artística y su parte comunitaria: "Es un concierto social, de arranque. Tiene un alto índice de convivencia, de saludo entre autoridades, entre público. Además tienes el contexto de un edificio como el Carlos V, que se apodera mucho de la obra". En este sentido hay que destacar sus amplios conocimientos escénicos fruto de la amplia y polifacética trayectoria de Aarón Zapico, con experiencia en la dirección de ópera y música orquestal. Además ha trabajado con grandes solistas, ha realizado incursiones en la música contemporánea y proyectos transversales con el teatro, el cine y la literatura.

El retablo 

El retablo de maese Pedro es, según la organización del Festival, “una de las obras escénicas más originales de la literatura musical española del siglo XX”. Se trata de una breve ópera de salón en la que existen dos planos de representación: el de los personajes que asisten a la función de títeres (entre ellos, Don Quijote y Sancho Panza) y el teatrillo que, en el centro de la escena, muestra el romance medieval entre Don Gayferos y Melisendra.

Manuel Falla la compuso a partir de músicas de diferentes épocas y estilos, combinando notas antiguas, folclóricas, litúrgicas o de vanguardia. Quiso emular así la mezcla de estilos literarios que utilizó Cervantes.La propuesta cuenta con 39 marionetas gigantes, de hasta ocho metros y medio de altura, 60 poleas y 16 titiriteros. Se trata de las piezas originales creadas en 2009 por el director escénico Enrique Lanz, que representó la obra en el Teatro Real con su compañía Títeres Etcétera. Lanz, que también está al frente de la escenografía en el Festival de Granada, es nieto del escenógrafo Hermenegildo Lanz, colaborador de Manuel Falla en el estreno parisino de 1923.

Una colaboración privilegiada a la que el director musical ha querido dar el protagonismo que se merece. "Parto de la base de que esté este concierto no es un concierto sino un espectáculo en el que la música es una parte, no va nunca por delante. De hecho la primera comunicación que tuve con los cantantes fue para transmitirles como ven sus personajes los integrantes de la compañía, que es la que la que hizo los títeres y la que tiene realmente metida el ADN de El retablo. Yo, desde el punto de vista más egoísta, he utilizado eso para nutrirme y para que la música esté al servicio de un un bien común", detalla Zapico que esta noche volverá a ponerse al frente de la OCG para recordar el centenario del estreno de una pieza breve que ya es historia. 

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