Infraestructuras

Los Pajaritos cogen vuelo

  • Los negocios del entorno de la estación, sobre todo los bares, experimentan un aumento de ventas gracias al AVE

Un pasajero pasa por un bar

Un pasajero pasa por un bar / Jaime Cinca (Granada)

Por norma común el entorno de las estaciones de tren o barrios aledaños a éstas, son un hervidero, un trajín constante de personas que, o van, o vuelven. En Málaga, alrededor de la estación María Zambrano o Vialia, también centro comercial, los bares y tiendas suelen estar llenos. En Córdoba, el Vial, la zona inmediatamente siguiente a la estación del AVE se la conoce como la milla de oro de la ciudad, donde proliferan restaurantes y bares. Sin embargo, en Granada la zona donde se sitúa la estación, pasaba por una mala racha, en cuanto al tránsito de personas y como consecuencia, de movimiento dinerario.

Del barrio de los Pajaritos, algunos de los negocios que hay hoy, sobrevivieron diversos envites: la retirada de la zona de las paradas de autobuses de los pueblos, unas obras de un Metro y el aislamiento ferroviario. Ahora, la llegada del AVE, tan esperado por algunos, sobre todo para los empresarios, da un respiro y un empujón económicos al lugar.

Sin duda, el barrio ha vivido tiempos mejores. La zona, muy depauperada, ahora luce de otra manera, el Metro circula a sus anchas en dos direcciones, el tráfico rodado es escaso, exceptuando los pocos autobuses de los pueblos que paran allí y los taxis y, desde hace tan sólo unos pocos días, es habitual escuchar el sonido tan característico de las ruedecillas de las maletas. Este ruidito, muy característico y que hasta ahora resultaba extraño en la zona y hacía volver la vista, ya es algo habitual.

Uno de los bares de la estación Uno de los bares de la estación

Uno de los bares de la estación / Jaime Cinca (Granada)

En la Avenida de Andaluces van a parar una serie de calles con nombres de diferentes especies de pájaros: ruiseñor, golondrina y halcón, y ahora cuenta con un AVE más que ha traído no sólo un sonido nuevo, sino además, el ruido característico de las cajas registradoras al abrirse y cerrarse. Ya no sólo los bares se están beneficiando del tránsito de personas que generan la salida y llegada de trenes a la estación de Andaluces, aún con nombre provisional. Por ejemplo, la pastelería Piononos, que además de dulces y bebidas, despacha pan, y cuya dueña es Emilia Maldonado, también está notando el impulso: "Si los bares venden, yo vendo".

"He notado un pelín el incremento de ventas, todavía no mucho, espero que vaya para arriba. Los bares al tener más clientes, piden pan. Cuando se llevaron los autobuses de los pueblos y con las obras del Metro, esto pegó un bajón, pero de un cincuenta por ciento. Cerraron muchos negocios, bares. Con el Metro y los autobuses que han vuelto, se ha notado algo", señala Maldonado.

Por su parte, el dueño del Café Bar El Tostadero, Francisco Labella, señala que la llegada del AVE se ha notado desde el primer día. "Llevo cuatro años aquí y estábamos esperando esto porque la zona estaba muy mal, apenas había tránsito de gente".

El aislamiento ferroviario de Granada, al paralizar las obras del AVE los accesos a la ciudad por tren, ha tenido una consecuencia directa en el barrio, entre otras circunstancias. En eso coinciden los empresarios de la zona. Por su parte, el propietario del bar Continental, Juan Manuel Vargas sostiene que lo han pasado "bastante jodido. El AVE se ha demorado bastante, demasiado. Se nota la mayor afluencia de público un poco, sobre todo el revuelo de los primeros días, pero ahora se ha estabilizado".

Un pasajero pasa por delante de una pastelería Un pasajero pasa por delante de una pastelería

Un pasajero pasa por delante de una pastelería / Jaime Cinca (Granada)

El barrio ahora vuelve a recuperar algo de movimiento económico, de hecho es habitual ver viajeros en las terrazas de los bares e incluso pidiendo comida para llevar para comérsela en el tren que sale al medio día, hacia las 15:10. Sin embargo, no a todos los negocios del entorno les supone un antes y un después, de hecho, la pescadería Nuria, cuya dueña es Lyen Borges no nota la llegada del AVE. "Llevo más de diez años en el barrio y a nosotros no nos ha afectado. Que se llevaran los autobuses de los pueblos y las obras del Metro sí que provocó que las ventas bajaran".

El azar se cebó con el barrio de los Pajaritos, el azar y una serie de decisiones, por un lado, que retiraran las paradas de autobús de los pueblos, aunque después algunos volvieran, las obras del Metro y el aislamiento ferroviario que ha padecido toda la ciudad, no sólo exclusivo de este barrio. Una zona que por diversas cuestiones estaba muy depauperada ahora se presenta diáfana, con tránsito y movimiento de gente que viene y va, lo cual supone que la cuestión dineraria también se note para mejor, algo que los dueños y propietarios de los bares ya están notando.

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