Polémica

De acoso sexual a transfobia, los principales casos que han sacudido a la Universidad de Granada

Imagen de archivo de la concentración contra el acoso en Ciencias de la Educación, el 4 de abril.

Imagen de archivo de la concentración contra el acoso en Ciencias de la Educación, el 4 de abril. / Álex Cámara

La obligación, mediante orden judicial, a la Universidad de Granada (UGR) de abrir un expediente disciplinario tras la denuncia de acoso laboral efectuada por una profesora, es el capítulo más reciente de un sinfín de casos vinculados a este tema que han rodeado a la institución académica en los últimos años. De hecho, sin ir más lejos, a principio de marzo una alumna reconocía públicamente, al recoger un premio como mejor estudiante de doctorado, haber sido víctima de abuso sexual, una noticia que sentó como un jarro de agua fría a los presentes y que llevó a la institución que preside Pilar Aranda a abrir un expediente al trabajador. 

También a principios de mes, la UGR dio a conocer las cifras de su protocolo antiacoso, puesto en marcha en el curso 2016-2017, y que ha atendido más de 130 casos desde ese año. Las estadísticas sobre este número de conductas muestran una "clara construcción de género" ya que casi el 80% de las víctimas de acoso, ya sean profesores, personal laboral, de administración o estudiantado, son mujeres y más de ocho de cada diez tienen a un hombre como acosador.  Sobre el tipo de acoso, el laboral y el sexual lideran una estadística que también incluye casos de violencia de género (12,7%) o ciberacoso (11,9%).

Eso mirando al pasado, porque en el futuro la UGR plantea, una vez entre en vigor el reglamento de convivencia y régimen disciplinario para el estudiantado que está en exposición pública, penas de hasta tres años de expulsión para los casos de acoso, del tipo que sea, la discriminación o la falsificación, sustracción o destrucción de documentos académicos.

La llegada del #metoo a la Universidad

Pero sin duda, el caso de acoso más sonado en la Universidad de Granada tuvo lugar en 2019, en la Facultad de Pedagogía, cuando una alumna denunció el acoso que estaba sufriendo por parte de un profesor. "Me había puesto mala y tenía que justificar unas faltas, entonces me dijo que fuera a tutoría. En ese momento no sabía que él tenía tutoría más tarde, así que no sé por qué me pidió el teléfono pero en fin, se lo di. Hasta ahí todo fue más o menos normal hasta que me pregunta si yo me masturbaba, si necesitaba ayuda para eso y si disfrutaba con el sexo", explicaba la víctima en sus redes sociales, en un mensaje que rápidamente se viralizó y terminó por provocar un movimiento en cadena que, en el marco del movimiento #metoo, provocó que hasta siete alumnas también denunciaran la situación con el mismo profesor. 

Rápidamente, el caso pasó a estar en manos de la Justicia después de que la propia Universidad diera cuenta del mismo. Sin embargo, menos de un mes después se dio archivo a la causa, pues la Fiscalía "ha comprobado la mayoría de edad de la perjudicada y no ha realizado más diligencias ya que es necesario la presentación de la denuncia de la afectada para continuar con las investigaciones", explicó en su momento el órgano.

Fuentes de la Fiscalía indicaron que tras el archivo las estudiantes pueden iniciar de nuevo el procedimiento y denunciar el supuesto caso de acoso, ya que "la notificación de archivo de la denuncia presentada por la Universidad no cierra la posible denuncia de la afectada ante la Fiscalía, en otras instancias judiciales o policiales", señalan las mismas fuentes.

Tras esto, fue la propia Universidad la que tomo las riendas para tratar de esclarecer lo ocurrido con este profesor, aunque previamente ya había sido apartado de la docencia. Finalmente el caso no llegó a más y el profesor terminó por jubilarse como docente. 

"No me gusta como me ha tratado la Universidad de Granada"

Mientras esto ocurría, otra alumna denunció sentirse acosada por el director de su tesis, que llegó a colocar un software espía en su ordenador y que terminó por enfrentarse a una pena de más de dos años de cárcel. Este hecho se remonta bastante atrás en el tiempo, pues fue en 2015 cuando se percató de que algo extraño ocurrí mientras navegaba en su PC.

Tras ir a la Policía, los agentes hablaron con el acusado, quien terminó por reconocer que estaba obsesionado con la denunciante. Tras la correspondiente denuncia, decidió cortar todos los lazos con el profesor, pero según afirmó en su momento la UGR "no hizo nada" por intentar solucionar el problema, por lo que, una vez conocida la sentencia, ya con ella fuera de la institución, se mostró tajante y afirmó que "No me gusta como me ha tratado la Universidad de Granada. No volvería allí”. 

Transfobia en Filosofía y Letras

Uno de los casos más recientes tuvo lugar el pasado noviembre, cuando se supo que la Universidad de Granada estudiaba un supuesto caso de acoso por transfobia denunciado por la Unión Sindical Estudiantil (USE) por parte de una profesora de la Facultad de de Filosofía y Letras que reciben sus clases en este centro por "la presencia de una profesora tránsfoba".

Según la USE, la experiencia "con esta profesora no es un caso aislado" y que "la realidad es que la transfobia vive en la UGR", en la que, especifican, "diariamente se da voz a profesores tránsfobos o feministas transexcluyentes, tanto en clases como en charlas y cursos organizados por la institución".

Entre sus peticiones figuran un protocolo específico contra la transfobia en la UGR, según señala la USE en este comunicado en que solicita el apoyo a colectivos y organizaciones de la izquierda de Granada a la jornada de huelga estudiantil convocada para el próximo martes.

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