Tribunales

"Si pasa algo, tiro": los mensajes de los acusados de asesinato en la finca de Arenas del Rey, claves en el juicio

Juicio con jurado popular por asesinato en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial

Juicio con jurado popular por asesinato en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial / Europa Press

La Audiencia Provincial ha acogido hoy la segunda jornada del juicio contra J. A. M., al que la Fiscalía pide 33 años de prisión por el supuesto asesinato de un joven que había entrado a una finca de su propiedad en 2019. Ayer, el propio acusado (también se sientan en el banquillo su pareja y el guarda del inmueble) dio su versión de los hechos, y este martes han sido los agentes de la Guardia Civil y los amigos de la víctima y testigos de los hechos, quienes han comparecido, permitiendo así hacer otra reconstrucción de lo que ocurrió en el cortijo Los Sevillanos aquel 11 de octubre. D. P., amigo de toda la vida de la víctima, ha identificado, aunque con cierta dificultad debido a su evidente estado de nerviosismo, al principal acusado como autor de los disparos que le dejaron a él heridas de diversa consideración y acabaron con la vida de su amigo.

También han declarado los otros dos amigos que, junto a las víctimas, fueron a la finca con el objetivo de robar la marihuana que había dentro del cortijo. Sin embargo, ninguno de ellos ha sido capaz de identificar al autor del supuesto asesinato, aunque sí han reconocido que continuamente escucharon voces, que no han podido identificar, gritando "a por ellos", "hay que matarlos" y cosas similares y que ya recoge el escrito de acusación de la Fiscalía. 

Según su versión, antes de entrar la finca, estuvieron inspeccionando los alrededores para comprobar si estaba habitada, y al no haber indicios de vida en el interior procedieron a entrar, pero fue entonces cuando encontraron a J. A. M. y el resto de acusados, por lo que los testigos consideran que los estaban esperando. En este sentido, la novia del guarda de la casa, ha relatado cómo este la noche anterior le explicó que había estado oyendo ruidos en el exterior y que se encontraba alerta ante posibles entradas, algo que queda corroborado con el registro de mensajes entre ambos, y que podría explicar esa sobreprotección en el cortijo. "No te preocupes, si pasa algo, tiro", le contó el guarda (C. J. O.) a su pareja la noche antes del suceso. 

Antes de ellos, prestaron declaración los agentes que acudieron a la finca, que respondieron a la llamada del amigo, oculto en las hierbas para evitar ser visto. Según el agente encargado de llevarlo a comisaría, cuando pasaron, montados en el vehículo, cerca del principal acusado, D. P. se lanzó al suelo con el objetivo, de nuevo, de esconderse, para evitar ser visto.

Otra pareja de agentes, por su lado, ha explicado que a su llegada, aproximadamente sobre las 2:00 horas de la madrugada, se encontraron al amigo de la víctima saliendo de su escondite y a J. A. M, que se dirigía hacia ellos con dos piedras hasta que le dieron el alto y, finalmente, pararon a un vehículo en el que iba C. J. O. transportando a la víctima, la cual había sido envuelta en unas sábanas a modo de sudario, según la versión ofrecida por otros de los testigos. 

"Vamos a decirle que llevamos a un herido"

El intercambio de mensajes entre los distintos acusados ha sido también parte clave en la segunda jornada de este juicio, que se desarrollará durante toda la semana. Así, los mensajes entre C. J. O. y P. O., pareja del principal acusado, permiten reflejar cómo se hablaron entre ellos minutos después del supuesto asesinato para saber la posición de cada uno. Una conversación en la que, en un momento dado, el guarda del cortijo le pidió a ella que se quedase dónde estaba, pues ante la posible llegada de la Guardia Civil ya habían preparado un plan: "Vamos a decirle que llevamos un herido", le escribe el guarda a P. O. en un momento de la noche. 

De hecho, en la primera jornada del juicio, el principal acusado ya mantuvo la versión de que tanto él como el encargado de la finca trataron de ayudar a la víctima. De hecho, según su versión, J. A. M. llegó a la finca "cuando ya había pasado todo" e incluso y llegó a mantener cierta conversación con la víctima y trató de salvarla. Sin embargo, los agentes que dieron el alto al vehículo, una furgoneta frigorífica Fiat Scudo según consta en el escrito de acusación, encontraron el cuerpo sin vida de la víctima. 

También en esta segunda jornada, y a preguntas de la defensa, los comparecientes han aclarado que no se han encontrado restos de ADN de C. J. O. y P. O. en ninguna de las armas (un rifle y una escopeta) que se utilizaron aquella noche, aunque aún faltan por comparecer los peritos técnicos, lo harán el jueves, que serán quienes realmente dictaminen si se encontraron restos biológicos de estas personas, lo que podría influir en la pena. Actualmente, la Fiscalía pide para ellos 26 años de prisión por su implicación en el asesinato que se produjo en la finca.

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