Polémica en la Alcaldía

Crónica de una segunda semana de crisis municipal en Granada: a la espera de Cuenca y de Madrid

Paco Cuenca muestra la propuesta de la moción de censura con la firma de los 10 ediles socialistas

Paco Cuenca muestra la propuesta de la moción de censura con la firma de los 10 ediles socialistas / Román Callejón (Granada)

Es la segunda semana que transcurre, si contamos de domingo a domingo, desde que el pasado 8 de junio el PP hiciera temblar los cimientos del Ayuntamiento de Granada tras abandonar todos sus concejales –los seis que quedaban en la formación tras la dimisión de Sebastián Pérez– el equipo de gobierno municipal y, de esta manera, sus obligaciones para con la ciudad. Este acto, con el que pretendían, y aún pretenden, forzar a Luis Salvador a que ceda el sillón y cumpla un pacto de 2+2 que los populares no habían defendido hasta la famosa dimisión de Pérez, ha dejado al Consistorio con el gobierno únicamente de dos personas: el alcalde, Luis Salvador, y el teniente de alcalde, José Antonio Huertas.

Así las cosas, esta situación inverosímil, esta coyuntura tan peculiar, va camino de mantenerse en el tiempo dos semanas completas. El martes habrán caído 14 hojas del calendario, si no se le busca una solución en estos días a esta crisis, tanto política como institucional. Si bien todo comenzó como una disputa política por el 2+2, las reacciones de los actores principales de este rifirrafe salpican al Ayuntamiento de Granada. Uno de los ejemplos fue el vivido en la junta municipal del distrito del Zaidín, donde las asociaciones dejaron prácticamente solo al teniente de alcalde Huertas en la celebración de la misma el pasado jueves. Además, el ya conocido gran ejemplo, del que todos hacen su causa, la imposibilidad de celebrar la Junta de Gobierno Local. Es cierto que esto no significa que el Consistorio se paralice, al menos a corto plazo, pero sí que ve mermada su capacidad de gobierno, reacción y gestión.

Aquel día, el 8 de junio, no solo los concejales del PP dejaron de lado a Luis Salvador, sino que también los números dos y tres en la lista de Cs, Manuel Olivares y Lucía Garrido, respectivamente, abandonaron el gobierno y el grupo municipal, lo que dejaba solo a dos hombres al frente del Ayuntamiento, como ya es sabido y anteriormente mencionado, un número insuficiente para convocar la Junta de Gobierno Local. Las reacciones no dejaron de sucederse en aquella semana, aunque esta, que hoy termina, tampoco ha sido nada tranquila.

Además del continuo foco sobre el alcalde para intentar que aporte alguna novedad, el martes la secretaria general del Grupo Parlamentario de Vox en el Congreso y diputada por Granada, Macarena Olona, compareció junto al portavoz del grupo municipal de Vox, Onofre Miralles, para anunciar que su partido va a pedir un marbellazo, esto es, disolver el Ayuntamiento y convocar elecciones. Olona consideraba obligatoria" la celebración de elecciones municipales parciales en el plazo máximo de tres meses dentro de la solución legal que plantea Vox para poner fin a la "parálisis administrativa" de la capital granadina.

El pasado miércoles fue uno de los días fuertes, puesto que el PSOE salía a la palestra al completo con su portavoz, el ex alcalde Paco Cuenca, a la cabeza. Su propósito no era otro que el de tensar más la cuerda con un ultimátum: si Salvador no dimitía en 72 horas, plazo que se cumplió ayer, desde el PSOE iniciarían una ronda de contactos con el objetivo de conseguir los apoyos necesarios para una moción de censura. Esto implicaba negociar con PP, Podemos-IU y no adscritos para lograr las 14 firmas.

Ayer, con el tiempo cumplido, no hubo noticias. Según fuentes cercanas al PSOE, todo apunta a que hoy se pronunciarán al respecto con novedades sobre posibles negociaciones, unas negociaciones en las que, ley electoral en mano, además del alcalde, el hombre decisivo será quien ya dijera en su día que "el próximo alcalde de Granada se llamaría Paco", Sebastián Pérez.

Previamente, el portavoz del grupo municipal Unidas Podemos-IU, Antonio Cambril, también aportó su postura, la cual seguía en la misma línea que adoptaron al comienzo de este entuerto. Los de izquierdas no van a decir ni hacer nada hasta que no les llegue una negociación oficial. Sin embargo, sí que reconoció que mantuvo conversaciones con diferentes personas, entre ellas, el alcalde, de quien desveló las principales intenciones que tiene.

Por este orden, "el primer escenario pasa por la rectificación y vuelva al gobierno del PP y los dimitidos de Ciudadanos, preferible para el alcalde; el segundo escenario serían negociaciones con el PP en otro sentido; el tercer escenario pasaría por negociaciones con el PSOE en otro sentido; y el cuarto escenario estaría en que Podemos entre en el gobierno para asegurar el funcionamiento de la Junta de Gobierno". A todo esto, Luis Salvador respondió en un acto de partido que se produjo esa misma tarde en Granada y al que asistió el coordinador general de Cs en Andalucía, Juan Marín. Sus respuestas invitaban a Cuenca a presentar la moción, si es que contaba ya con los 14 apoyos necesarios.

Al día siguiente, jueves, el PP, por alusiones, volvió a mover ficha. En este caso, el secretario general provincial, Jorge Saavedra, era el encargado de seguir insistiendo en la dimisión de Salvador, pero también pedía el respaldo del edil de Cs para poner a un alcalde popular. Además, en su comparecencia se adelantaba a las negociaciones con Cuenca y negaban cualquier ayuda al PSOE. Este día volvió a ofrecer información el hombre a batir, el alcalde, quien se mostró muy realista y, por vez primera, contempló la posibilidad de verse fuera de la alcaldía. Así, como ya hiciera hace una semana, se ponía en manos de su líder nacional, Inés Arrimadas, para que medie con el líder nacional del PP, Pablo Casado, en busca de "la mejor solución posible para los granadinos".

Después de esta crónica de una segunda semana de turbulencias en el Boeing del Ayuntamiento, el viernes y el sábado trajeron cierto aire de templanza. Lo más reseñable fue que el PP mantiene una agenda paralela a la del alcalde y trata de despachar temas municipales, como el encuentro que mantuvo el viernes con la junta directiva de la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos.

Tal vez esta relativa calma sea la que precede a una nueva tempestad, una de esas que se puede desatar de múltiples maneras, dentro de la multitud de opciones que hay sobre el tapete. Mientras tanto, pesa la espera de la resolución de las más inmediatas en el tiempo: la pronunciación sobre el inicio de las negociaciones por parte de Cuenca y las noticias que puedan llegar de Madrid, después de que Salvador hable con Arrimadas, algo que puede ocurrir este mismo fin de semana o, incluso, mañana lunes.

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