Artistas de Granada

Bernardino Sánchez, la audacia distópica

  • La iglesia de San Lorenzo en Úbeda acoge hasta el 11 de diciembre las obras del artista granadino

Obra de Bernardino Sáchez.

Obra de Bernardino Sáchez. / R. G. (Granada)

La pintura lineal, directa, de espejo, si es buena –como todo lo que lo es– marca una indiscutible función ilustrativa. Lo lleva haciendo siglos, sin apenas desvirtuaciones ni signos maliciosos que puedan ofrecer dudas ni crear controversias. Es la que es y bienvenida su longeva fortaleza creativa. Sigue existiendo y nadie la pone en duda. No obstante, existe otra que, en los tiempos que corren, fuerza la maquinaria intelectual y exige una mirada cómplice, una visión de lector avispado como la que planteaba la antigua revista La Codorniz –en cuyo lema se aventuraba: “La revista más audaz para el lector más inteligente “-. Existe, ahora, una muy buena pintura que sigue esa necesidad de inteligencia contemplativa. Claro que, apostillo yo, contemplación de inteligentes pero para una buena pintura; no nos vale, como ocurre tantas veces, el refugiarse en espectadores equivocados por desarrollos pictóricos insufribles, menospreciando así el valor del buen espectador que lo merece todo; sobre todo, respeto; o dicho de otro modo, no nos sirve, cuando la pintura es pobre o mala, pensar que si no gusta es porque la mirada no es adecuada y el observante está equivocado. Me interesa infinitamente ese arte, magnífico, bien ejecutado, de máxima solvencia creativa que se dirige, sin distorsión y subterfugios desvirtuantes, a una visión; pero siempre partiendo de un concepto y una formulación plástica bien sustentados técnicamente. Hoy, afortunadamente, existen muy buenos hacedores de esta pintura –en Granada muchísimos más que en otros sitios– que incita, ante el esplendor pictórico que se ofrece, a una mirada cómplice, a un ejercicio esforzado que vaya más allá para descubrir asuntos más mediatos que aquellos que se reflejan cercanos y clarificadores.

'Lives or die', de Nino Sánchez Bayo 'Lives or die', de Nino Sánchez Bayo

'Lives or die', de Nino Sánchez Bayo

Bernardino Sánchez Bayo es uno de esos pintores. Muy bueno en la forma, en la estructura pictórica, en el cuidado artístico de una técnica depurada capaz de afrontar cualquier situación por difícil que ésta fuera. Realizador de una pintura sobresaliente, acaparadora de la máxima expectación, de una ejecución sobria, rigurosa, excepcional, de una fortaleza técnica apabullante. Una pintura pintura de un pintor serio, sensato y de muchas luces artísticas. Lo hemos visto en varias comparecencias donde su pintura descubría a un artista total, sin revés alguno. Pero la pintura de Nino Sánchez Bayo no se queda en los expectantes efluvios de una técnica superior, de un ejercicio poderoso y unos episodios que provienen del dominio absoluto con que se sustenta su contundente oficio –creo que Nino es de los artistas granadinos con mayor y mejor utilización de la profesión pictórica-; en su pintura hay muchísimo más, existe una exclusa abierta para descubrir pasajes mediatos donde la realidad pierde sus contornos y afronta una identidad distinta.

En la exposición de la iglesia de San Lorenzo de Úbeda, hoy desacralizada y convertida -sin episodios renovadores ni formulaciones modernistas– en espacio cultural, Nino Sánchez Bayo nos ofrece una muy cuidada exposición de catorce piezas que descubren al poderoso pintor y al artista total que define la otra cara de la moneda de lo real, aquello que se presiente y se adivina con la adecuada mirada. La muestra titulada Cuando los que rezan son ateos es una especie de distopía donde lo que se especifica está fuera de su contexto habitual, cuando no adquiriendo una nueva potestad identificativa. Las obras descubren rutas diferentes de su paisaje habitual para acceder a caminos distintos, a personajes descontextualizados de su natural posición y objetos que ocupan espacios poco usuales.

'Serenata de lobo con piel de cordero'. 'Serenata de lobo con piel de cordero'.

'Serenata de lobo con piel de cordero'.

Desde el propio título, el artista plantea, sin dudarlo, sus claras intenciones a contracorriente. Hay una doblez identificativa, una suerte distópica, una realidad que se aparta del simple juego que ofrece la mirada. Por eso, al espectador se le oferta la posibilidad de que entre en ese juego, de que se posicione y se abre a las expectativas de una realidad totalmente nueva.

La exposición, muy bien desarrollada, con obras específicas realizadas para tan poderoso espacio, es una vuelta de tuerca a la realidad; una nueva oferta para que la mirada escoja y arbitre una nueva dimensión significativa. Además, nos encontramos a un artista con un lenguaje especialmente particular, con esa paleta donde los verdes fluorescentes provocan unas formas simbólicas que acentúan la propia dimensión colorista y abren nuevas perspectivas para que lo real adopte ese nuevo sentido que el artista busca.

Nino Sánchez Bayo nos vuelve a situar en ese universo envolvente donde la realidad ha perdido sus límites significativos y nos adentra por posicionamientos esquivos donde el espectador avispado e inteligente encontrará la lectura adecuada, la más audaz.

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