Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

La Alhambra Palace

Aquí hay quien pretende seguir viviendo de las rentas históricas y aplicando el "¡Que inventen ellos!"

El hecho de que los premios de la Federación de Hostelería y Turismo lleven su nombre es bastante ilustrativo. Julián María de la Luz Claudio Francisco de Asís Elías Nicolás José Santiago Gaspar de todos los Santos Quesada Cañaveral y Piédrola Osorio Spínola y Blake, conde de Benalúa, señor de Láchar y, ojú, por fin, menos mal, duque de San Pedro de Galatino, fue un aristócrata, diputado y senador, con dinero por castigo y pionero en la industria azucarera, que contribuyó enormemente al desarrollo turístico de la ciudad y de la Sierra, promovió el trazado de la carretera que las une y construyó una línea de tranvías con electricidad propia que beneficiaron lo suyo a Granada. Pero el duque fue también responsable de la construcción del Palace, un hotel de dimensiones descomunales en plena Alhambra, que se confunde con ella e impide absolutamente la visión desde el sur. Ese maravilloso hotel constituye un atentado contra todo lo que ahora se entiende como turismo sostenible y está en el ADN de los empresarios que proponen subir de quince a veinte euros el precio de entrada al complejo nazarí y usar la mitad del incremento para promover su negocio.

Tras haber ocupado con sus terrazas la mitad de las calles y plazas, hay hosteleros con una ambición desaforada que piden a la Administración que les entregue envueltas y con un lazo el Palacio, la fortaleza y toda la colina roja. Esto es, la privatización de la hermosura que nos legaron nuestros antepasados y que deberíamos entregar a nuestros descendientes, la 'apropiación' del patrimonio público, de un tesoro arquitectónico concebido como una mina que hay que expoliar hasta que no dé más de sí. Hay países, muchos y civilizados, donde el acceso a las grandes pinacotecas y museos es gratis, porque se entiende que su sola existencia ya atrae turismo y enriquece a la ciudad… y porque existe el derecho popular al disfrute de la cultura, la belleza y el arte. Pero aquí hay quien pretende seguir viviendo de las rentas históricas y aplicando el "¡Que inventen ellos!" El director del Patronato afirma que no lo permitirá. Lo contrario supondría un 'secuestro' por lo legal.

Una pregunta: ¿Cómo va a progresar Granada con semejante mentalidad? Y otra: ¿Qué trabajador, de la hostelería por ejemplo, cuyo jornal apenas dobla el valor de la entrada propuesto, va a subir con su pareja, la abuela y dos niños a dejar cien euros en la entrada del monumento? ¡Ni una palabra más!

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