Calle Pensamiento

Se hace necesario pensar en una renta básica universal. Estamos obligados a reflexionar

Hace poco descubrí en la Chana una calle dedicada al Pensamiento. Me dio mucha alegría. Luego me percaté de que la perpendicular está dedicada al Geranio. O sea, que el pensamiento homenajeado es la flor.

Me encantan las macetas, pero en estos momentos necesitamos mucho Pensamiento, con mayúsculas, y huir de la rebusca perezosa en el baúl de lo conocido. Me preocupa que la aspiración de muchas personas estos días sea "volver a la normalidad", como si antes del coronavirus hubiéramos vivido en la Arcadia; como si no hubieran existido ni la pobreza extrema ni una crisis ambiental global que volveremos a encontrarnos cuando la pandemia pase; como si los sistemas sanitarios hubieran garantizado una atención adecuada para todos; como si no supiéramos que el coronavirus va a asestar el golpe de muerte a un modelo económico que renqueaba.

Frente a esos retos algunos repiten frases tópicas, propias de juegos florales de colegio. Son lemas que, o expresan deseos sin contenido ("modernicemos la economía", "protejamos lo nuestro") o proponen recetas contraproducentes ("eliminemos las autonomías", "bajemos impuestos", "cerremos fronteras"). Los más ilustrados confían en las tecnologías, y estas ciertamente agilizarán los procesos y reducirán sus costes. Pero debemos ser conscientes de que esas mismas tecnologías (robots de diagnóstico médico, vehículos sin conductor, cadenas de montaje sin operarios) seguramente harán a la larga innecesario el regreso al tajo de la mayoría de quienes ahora se quedan, por culpa del coronavirus, sin un puesto de trabajo.

Se hace necesario pensar en una renta básica universal. Hay quien rechaza, incluso, la más modesta medida del "ingreso mínimo vital" que el Gobierno va a introducir para ayudar a las familias más vulnerables. Pero estamos obligados a pensar a largo plazo y reflexionar sobre las dudas que la renta básica plantea: ¿disparará la inflación allí donde se aplique? ¿Fomentará la indolencia? Son problemas a los que deberá aplicarse el Pensamiento con valentía. Si ha vencido a complejos retos técnicos, ¿no podrá con este tan crucial?

No podemos responder a grandes problemas con soluciones pequeñas. Piénsenlo. Dejen por un momento de imaginar que miles de turistas volverán a admirar nuestras macetas. Dejen de repetir mantras, dejen de intercambiar reproches y piensen, piensen. Además de geranios necesitamos Pensamientos.

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