La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Cayetanos de Usera

El confinamiento territorial de Madrid ya sí les duele. Pena no dan. Es ternura

Cuando la política de quienes gobiernan con un pacto de progreso era eludir las críticas por su gestión de la pandemia, allá por marzo, encontraron el martillo pilón del "no podía saberse" como recurrente asidero por el que emprender la huida de su culpa. La militancia más heavy seguía instrucciones sobre cómo condenar a la oposición, por atreverse a criticar su gestión con evidencias visibles, en plena pandemia. "Desleales, indignos, cayetanos…".

Eran el caparazón contra toda crítica. Ensoberbecidos por un hálito de infalibilidad, alegaban incapacidad mundial para no ser señalados como los únicos ineptos, aunque única fuera su descontrolada gestión y su indolencia político-sanitaria. A la oposición la criticaban por "hacer política" en plena crisis. No como cuando el ébola, donde ellos no paraban de agradecer al PP su gestión, sin maldecir de nadie ni montar ningún escrache.

Hoy, que ya no pueden alegar imprevistos, han encontrado en la comunidad autónoma de Madrid una vía de escape (la otra es la fiscalía general del Estado), para evadir cuitas y responsabilidades. Poncio Sánchez Pilatos se ha instalado en la Moncloa, dos mil años después. Del poder más absoluto con el estado de alarma, al a mi no me miren. Os dejé una "nueva normalidad" y mirad la que habéis liado tras irme a Lanzarote.

Al parecer se ha levantado la veda para criticar la gestión, ya autonómica, de la pandemia. Ya sí se puede catalogar de culpable a quien gobierna en... la comunidad de Madrid; y achacar a ese Gobierno ser el culpable de la alta tasa de letalidad y morbilidad en España. ¿Cataluña, Baleares, Castilla La Mancha? No. Sólo Madrid aunque en los demás territorios los datos sean igual de temerarios. 50.000 muertos no fueron suficientes para sacarlos antes a protestar a la calle.

Es lo que pasa cuando quien se ocupa del poder tiene una preocupación única y exclusiva en construir el relato de su gestión. Tapar sus errores y carencias son el frontispicio de su núcleo duro, pero sacando brillo a las ajenas, claro. Ayer la reunión de Sánchez y Ayuso no fue en la Moncloa sino en la Puerta del Sol. Era oportuno mostrar su versión del sanchismo apagafuegos, una de las muchas que tiene su teatro. Llegó el ángel salvador que fue a redimir a Isabel Natividad del pecado de lesa adulación a su persona. El mesías profano.

Los cayetanos son ahora los de Podemos de Usera o Vallecas. El confinamiento territorial de Madrid ya sí les duele. Pena no dan. Es ternura.

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