Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

El ‘Comosapiens’

¡Tranquilos, por ahora, el ‘comosapiens’ lo único que hace es actuar como los sapiens!

La lectura de Computer Hoy me ha tranquilizado: hay una serie de trabajos que no se verán afectados por la irrupción de la inteligencia artificial. Entre otros, el de columnista. La IA sí destruirá 85 millones de trabajos, pero, asimismo, generará 97 millones de trabajos nuevos. Y lo que me ha parecido estupendo es la reivindicación que la revista hace del polímata, o sea, de la persona que tiene una curiosidad universal e intenta saber un poquito de todo. Seremos los polímatas (los diletantes), y no los expertos, los que nos llevemos el gato al agua en el futuro. Si tienes un trabajo con tareas muy repetitivas, seguramente, puedas ser reemplazado, pero si eres capaz de relacionar conocimientos de diversas áreas, tendrás más chance. Ya, en 1881, Flaubert vaticinó que el problema del siglo XX sería la copia. Y lo adelantó en su novela Bouvard y Pecuchet, en la que dos amigos se dedican a copiar a mano las enciclopedias que albergaban todo el saber de su tiempo y, lo más arriesgado, a poner en práctica lo aprendido en ellas. Fracasaron y estuvieron a punto de suicidarse. El autor de Madame Bovary no se atrevió a ir más allá del siglo XX en su pronóstico, y se sorprendería si viera que la IA, por ahora, es solo una copia de su Bouvard y Pecuchet. Todo lo hace ‘como’ el sapiens. Asistimos, pues, al nacimiento del ‘comosapiens’, o sea, de un plagiario, con una enorme base de datos, pero sin empatía ni capacidad creativa algunas. Cero en inteligencia emocional, este hijo del sapiens. ¡Tranquilos! Por ahora ‘comosapiens’ es solo un memorión brutal, capaz, esto sí, de remedar y reproducir cositas nuestras. O de ejecutar a la perfección ciertas tareas mecánicas e informáticas. Será necesario precaverse cuando, ya como especie, como ‘otra’ especie, comience a actuar por su cuenta. Rezo todos los días esta plegaria de JRJ, para que, cuando eso suceda, el sapiens se haya hecho ya con el nombre exacto de las cosas: “¡Intelijencia, dame el nombre esacto de las cosas! /Que mi palabra sea /la cosa misma, /creada por mi alma nuevamente. /Que por mí vayan todos / los que no las conocen, a las cosas; /que por mí vayan todos /los que ya las olvidan, a las cosas; / que por mí vayan todos /los mismos que las aman, a las cosas... /¡Intelijencia, dame /el nombre esacto, y tuyo, /y suyo, y mío, de las cosas!”.

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