Educar en libertad

El pacto educativo debe plantear como límite la imposición de un modelo cerrado de sociedad

Nadie lo entendió: necesitamos un pacto educativo a corto plazo. Históricamente siempre necesario, pero ahora precisa el consenso de todos. No hay mayoría política, por muy amplia que sea, que pueda abordar este reto. La pandemia hizo emerger valores olvidados en nuestra sociedad. Pero el Gobierno quiere intimidarlos bajo un torticero uso de estrategias e imposiciones que disipan diálogo y consenso. En medio, familias. Familias que no entienden de ideología. Familias que no entienden de partidos ni de sindicatos. A veces se beatifica la procedencia del centro educativo como justificación de desigualdades. Nada más lejos de la realidad. El sistema educativo sólo es reflejo de la sociedad en que vivimos, pero no justifica su demonización. Obvian el diálogo, la solidaridad para construir el sistema. Sólo victorias políticas y réditos electorales.

Creo en una escuela pública y una pública concertada como garantes de los derechos fundamentales de todos y todas. Lo demás son luchas que anteponen el mensaje político a la excelencia educativa, al interés legítimo en educar a nuestros hijos. Desde hace años, la sociedad reclama una Administración y un Parlamento ejemplo de cohesión y comportamiento democrático. Políticos que sepan ceder hasta ideológicamente en la tarea de encontrar el equilibrio donde nazca un verdadero y legítimo pacto. Huérfanos de talantes y convicciones democráticas, reivindico el momento de educar con el ejemplo, de ser imagen para todos. El papel de una administración pública propiciando el encuentro de todos los sectores, es clave en el debate colectivo que implora nuestra construcción democrática.

El pacto educativo debe plantear como límite evitar la imposición de un modelo cerrado de sociedad. Los acuerdos comportan equilibrios. Si queremos ampliar la universalización y gratuidad de la etapa escolar de cero a tres, dignificar el trabajo de nuestros profesores, mejorar aspectos que presentan un déficit educativo en relación con otros países del entorno europeo, mejorar aspectos sociales que permitan ganar el pulso a la calle, deberemos trabajar en un modelo respetuoso y justo. Educar en los próximos años adquirirá tintes dramáticos si carecemos del amparo de una administración eficaz y decidida, dispuesta a afrontar soluciones desde ámbitos transversalmente comprometidos. Contemos con las aulas, con el entorno familiar, con el entorno social, con los medios de comunicación. Vivimos una educación claramente globalizada donde hay múltiples agentes educativos a los cuales aún no hemos asignado cometido y función.

Es tarea compartida. La escuela debe aceptar la importancia de la relación cordial entre todos los agentes educadores. En la escuela y fuera de ella. Compartir inquietudes, intercambiar informaciones. Los hijos son nuestro punto de encuentro. Y el pacto debe situarnos en él. Ojalá el gobierno socialista sea capaz de entenderlo.

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