'Follitur' en la Quinta Avenida

El alcalde y su delegación intentó fotografiarse con Bill de Blasio, que envió a un concejal dedicado sólo a recibir coñazos

Qué tendrá Nueva York que de vez en cuando les da a los políticos por inventarse un viaje promocional para viajar hasta allí de gañote? Sin duda el más sonado fue aquel en que un montón de expedicionarios con la pulsera de gratis total se fueron a presentar el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca a la ciudad de los rascacielos. Casi ná. No me acuerdo del pastón que se gastaron en esa patochada, pero ya está la primera en el ranking de despropósitos a la hora de organizar viajes a otras ciudades con la excusa de un hermanamiento, un objetivo supuestamente promocional, la presentación de una campaña o la asistencia -innecesaria- a un acto en el que sólo deben ir los que entienden. A Fitur, la Feria Internacional del Turismo, iban a la capital de España tantos alcaldes, asesores, concejales y diputados provinciales a echar una cana al aire con dinero público que el vulgo acabó llamándole 'Follitur'. Durante la crisis pareció que aquellas prácticas amorales habían desaparecido, pero mire usted por dónde una inesperada polémica político-turística ha venido en estos días a alterar el ya de por sí tenso transcurrir de la vida municipal de Granada. Me refiero a la que se ha originado cuando se ha sabido que un grupo importante de empresarios, políticos y asesores se han ido de viaje a Nueva York no se sabe bien todavía con qué intenciones. Lo ha organizado la Cámara de Comercio, que ha justificado el despropósito diciendo que el dinero proviene de los Fondos Europeos, cómo si esos fondos no tuvieran otro destino mejor que pagar viajes. Me cuentan que una representación de Granada, con el alcalde al frente, fue al Ayuntamiento de Nueva York con la intención de hacerse una foto con Bill de Blasio y éste le envió a un concejal desocupado que está solo y exclusivamente para recibir coñazos. Un servidor y Rafael Barranco, que en paz descanse, organizamos unas jornadas en Nueva York, por supuesto con el dinero de cada uno de los asistentes, a las que asistieron muchos granadinos que estaban trabajando allí y que habían formado La Peña de la Malafollá Granaína. Hicimos actos de convivencia, visitas culturales y nos recibieron hasta en el Instituto Cervantes de Nueva York. Seguro que nuestro viaje dejó más huella de Granada en la ciudad de los rascacielos que el de toda esta gente que ha ido a dar barquinazos por la Quinta Avenida. Y sin costar un duro al erario público, oiga.

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