La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Frigo peu

Hemos pasado de ver a Aguirre proponer el estudio del catalán a rechazar que figure en la publicidad territorial de algunas empresas

En Cataluña la política lingüística no se usa como instrumento de cohesión del Estado, sino como arma arrojadiza contra quienes creen que la conducta identitaria no es el camino. Porque su objetivo es la independencia, imposible, anacrónica y empobrecedora. Distinguir su idioma, en su plan, es básico para re-establecer fronteras. El ascua de su ardiente baza. Antes otros, hoy Frigo, que había preferido (ya han rectificado) el catalán como idioma comercial en Cataluña.

La imposición lingüística huele más a recorte de libertades que a defensa de lo propio. Discutir del aherrojamiento del catalán o el castellano le viene bien a los enemigos de la libre elección. En el fondo, su problema es la falta de creencia en la libertad, el auténtico derecho a decidir, para que cada cual actúe bajo su soberana apetencia, sin imposiciones ni sanciones por ejercer individualmente la opción posible.

Hemos pasado de ver a Esperanza Aguirre proponer el estudio del catalán en las demás regiones del Estado, a rechazar que ese idioma estatutario de Cataluña figure en la publicidad territorial de los productos de algunas empresas, según su libre criterio comercial y sus ganas de pisar ciertos charcos. Y asistimos a una cadena de boicots e improperios de ida y vuelta, con la que de vez en cuando se nos pone al corriente de cómo se ensancha la trinchera que separa el territorio entre castellanohablantes y catalano parlantes.

Dice la Constitución: "Art. 3.1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. Los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. 3.2. Las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas CCAA de acuerdo con sus Estatutos". Entenderlo debería ser suficiente para hacer imperar la sensatez de doble dirección.

¿De verdad molesta oír a un catalán hablar catalán, veure-ho com menja un Frigo Peu más que un Frigo Pie? Esa discordia, ridícula, solo hace el juego a quienes viven el victimismo como acto de lesa patria independentista. Si la globalización ha naturalizado el comercio online en inglés, francés, alemán... que el catalán reclame su estatutaria cuota lingüística debería ser defendible sin imposiciones ni, por supuesto, discriminación del castellano.

Convivir con esa riqueza cultural es un lujo del que deberíamos sentirnos orgullosos como país europeo moderno. "Las modalidades lingüísticas de España, son un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y proteccio´n". Art 3.3 CE.

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