Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

coleraquiles@gmail.com

Loveprazol

Para los mantecados, omeprazol; para el hartazgo de amor, ‘loveprazol’

Pánfilo, pelmazo, mira cómo se me han puesto los pelos con tus dos post navideños: ¡como escarpias! ¡Con lo que tú has rajado de fiestas y celebraciones! No te reconozco, amigo mío. El año pasado por estas fechas me decías que los buenos sentimientos empachan más que los mantecados y que te habías tomado varios loveprazoles para inhibir la bomba de emociones de estos días. Entiende que con estos antecedentes no me cuadre esto que has colgado en tu muro: “Amo más a los amigos visibles –dices– que a los invisibles. A los que me besan en el cuello al saludarnos (¡atención!: un toque de colonia al salir no viene mal), chocan su pecho con el mío, me abrazan hasta cortarme la respiración, se enfadan y vuelven a mí, que los esperé porque deseaba que volvieran, a los que me critican y me quieren; los que evitan que me equivoque demasiado. A los piadosos que no me ven desde hace años, y me dicen que sigo igual, a los que triunfaron y mantienen abierto el pasadizo del cariño para pasearnos por él cuando nos vemos. A la mujer hermosa que deseé cuando joven y que ahora no acabo de reconocer en la barra de un bar, pero ella me llama por mi nombre y me perdona el olvido. A los que se mantienen lúcidos y me espabilan con un verso, un cuadro, una canción o con un simple palíndromo. Sin ellos, este sería un tiempo de desolación y penitencia”. Pánfilo, debes de haber sufrido un vahído pasajero, ¿no? O quizá solo se trate de que te estás reblandeciendo; lo confirman estas emotivas y testamentarias palabras de tu segunda entrada: “Hace muchos años, este vaquero intrépido, a lomos de un caballito de cartón, sostenido siempre por manos de mujer, inició su cabalgada. Inocente, cándido, pánfilo total. Os invito, amigos, a que sigáis acompañándome en el viaje durante el 2024. Y os digo que creo que me harían falta millones de años más de cabalgada para enterarme de algo de lo que nos pasa, pero las estadísticas me informan de que se me acaba el librillo del papel de fumar –una hoja roja me lo avisa– y que estoy cerca de liarme el último cigarro. Por eso, y pese a todo, le doy unas galpadas tremendas a la vida. Qué jodido, divertido, irritante, excitante, peligroso, exultante y humillante es vivir. Pero, de pronto, anochece”. Pánfilo, creo que los buenos sentimientos han acabado caramelizándote. ¡Cuídate ese azúcar!

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