Cambia, todo cambia

Luz legal, luz ilegal

Siempre se les olvidan los planes de empleo que podrían acabar con la precariedad y las altas tasas de paro

Se acaba otro año y los problemas de barrios como la Zona Norte y Haza Grande siguen sin resolverse. En muchas comunidades y pueblos los brotes verdes de los que presumía M. Rajoy sólo se ven en "los interiores" donde todo el mundo sabe que se cultiva marihuana con enganches ilegales a la red eléctrica.

La portavoz de Vamos Granada, Marta Gutiérrez, denunciaba ayer que algunas zonas de la ciudad siguen sufriendo cortes de luz que se repiten incluso en momentos tan señalados como la Nochebuena. Aunque sea ilegal, hace ya años que esto ocurre y quienes nos gobiernan sólo han respondido con intervenciones puntuales en la infraestructura eléctrica y desmantelando algunas plantaciones interiores, pero sin abordar los problemas de fondo. Ni los gobiernos actuales ni el que está por llegar en Andalucía proponen la legalización de las drogas blandas que acabaría con el cultivo y el tráfico ilegal, y siempre se les olvidan los planes de empleo que podrían acabar con la precariedad y las altas tasas de paro en nuestra tierra. Tampoco se está fomentando la autonomía energética de estas familias a través de las energías renovables como solicitaba Vamos Granada hace más de un año. Y finalmente las intervenciones de rehabilitación en un parque de viviendas muy degradado son todavía escasas a pesar de que supondrían una importante fuente de empleo local al tiempo que mejorarían las condiciones de vida de la ciudadanía y reducirían sustancialmente su consumo energético.

Sin embargo, mientras en nuestros pueblos y barrios seguimos sufriendo cortes ilegales de luz, el gobierno y las multinacionales de la energía prevén inversiones millonarias para la construcción de grandes infraestructuras para el transporte de electricidad a larga distancia. Estos cableados y sus correspondientes torres de alta tensión son legales y podrían atravesar nuestra provincia, incluyendo zonas donde la población está totalmente en contra de su construcción como el Valle de Lecrín.

Hace tiempo que en esta Europa de la globalización y en esta España desigual, a los sures se nos ha asignado un papel en el que nuestros territorios o sirven para el turismo barato basado en la precariedad laboral, o sólo son útiles para extraer o trasladar recursos orientados al mercado global. En Granada apostamos por las energías renovables, pero estas deben servir para mejorar la autosuficiencia y la calidad de vida en nuestros pueblos y barrios. No podemos permitir que a las grandes empresas les siga saliendo barato incumplir la ley, o aprovecharse de nuestro sol, de nuestros vientos y atravesar nuestros paisajes con infraestructuras, mientras la población sigue sufriendo la precariedad en sus trabajos o en sus casas.

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