Acta non verba

Curro Ledesma

rfledesma@economistas.org

Papá, la vida no es tan bella, o sí

¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre por su hijo? Hagamos los posible por hablar con ellos para saber qué es lo que sucede

En los últimos días he reflexionado como el séptimo arte puede servir, entre otros temas, para tratar las relaciones paterno-filiales. Cantidad de películas afrontan la importancia de la paternidad. Títulos como La vida es bella de Roberto Benigni, En busca de la felicidad, En el nombre del padre o Matar a un ruiseñor, interpretada por el irrepetible Gregory Peck. Incluso el cine de animación ha considerado la temática. Buscando a Nemo expone la problemática de la sobreprotección de los hijos. Padres que hacen lo imposible para proteger a sus hijos durante toda su vida. Films que captan la esperanza de que a base de una penetrante lucha los hijos pueden tener un futuro mejor por delante. ¿Hasta dónde es capaz de llegar un padre por su hijo?

No hay que olvidar que la realidad siempre supera a la ficción. Vivimos momentos muy difíciles que impactan de lleno en la línea de flotación de nuestros hijos y más en la adolescencia. Una etapa de grandes cambios. Una de las transiciones más importantes que tenemos a lo largo de nuestra vida. No sólo se produce un gran desarrollo físico, sino también un crecimiento personal y emocional. Violencia, enfermedades infecciosas, embarazos y partos precoces, alcohol y drogas, tabaco, trastornos alimenticios, mal uso de las redes sociales, entre otros, son los mayores riesgos para la salud de nuestros adolescentes, de acuerdo con la OMS.

Pero un aspecto muy importante que debemos proteger es su salud mental. La mitad de los trastornos mentales comienzan antes de los catorce años. Es vital que como padres cuidemos siempre este aspecto y estemos en continua alerta, ofreciéndoles el apoyo emocional que necesiten fortaleciendo nuestra relación con ellos. Si nuestros hijos dejan de hacer cosas que antes les hacían felices o están todo el día tristes o irritados, se aislan de la familia y buscan amistades peligrosas, hagamos lo posible por hablar con ellos para saber qué es lo que sucede y actuar ipso facto.

Los adolescentes necesitan normas y disciplina y esto un amigo no lo puede imponer, por eso recurren a sus amigos. Sólo quieren la aprobación de su grupo sin recibir crítica alguna, recibiendo consejos a medida para corregir equivocadamente sus comportamientos. Los padres no somos amigos. Hechos, no palabras.

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