Por si ya no tuviéramos poco, otra mala noticia para Granada. Y es que, según la EPA, lidera el aumento del paro en España en el segundo trimestre, sumando 17.500 parados nuevos en solo tres meses. Granada siguió así el camino contrario al conjunto de España, ya que la tasa de desempleo aumentó en un 3,2% respecto a los tres primeros meses del año, lo que indica que Granada se encuentra en una coyuntura económica más que difícil. Mientras, el resto de Andalucía siguió la tendencia contraria y consiguió bajar el paro hasta el cierre de junio. En toda España, solo 15 de sus 52 provincias, es decir, menos de un tercio del total, sufrieron un aumento del paro entre marzo y junio, lo que sitúa a Granada como líder del vagón de cola.

Agricultura, industria, construcción…, Granada está abandonada y postergada en todo, y no es de extrañar, por tanto, que seamos la provincia en la que más crece el paro.

Granada no puede seguir así, y es que nada importa a los políticos que fingen preocuparse por nosotros y por nuestra tierra, pero que sólo se preocupan por seguir en política y por disfrutar de sus incomprensibles privilegios.

Los datos para Granada son malos en todo, está en el furgón de cola de las inversiones del Gobierno sanchista y de la Junta, pero ya llevaba en dicho furgón desde hace 42 años. Desoladora posición a la que nos han arrastrado los políticos nacionales, autonómicos y locales del PSOE y del PP, de la que no se acuerdan nada más que cuando se acercan elecciones y toca ganarse el voto de unos votantes de los que rápidamente se olvidan.

Y son todos ellos quienes nos han situado en el último lugar de todo y quienes sólo nos han dado migajas para infraestructuras, inversiones, cultura… las migajas que les han sobrado de los millonarios presupuestos para Sevilla o Málaga.

Granada no puede continuar parada, debe moverse ya hacia su futuro, un futuro que nadie nos traerá desde fuera. Una nueva política en manos de los propios ciudadanos debe abrirse camino entre esa vieja política que no funciona, para que los granadinos tengamos auténtica voz y participación real en los asuntos de nuestra tierra. Tras cuatro décadas de nefasta experiencia, es momento de cambiar, de tomar nuestro propio rumbo.

Porque nuestra tierra lo necesita urgentemente, dejemos pues de estar quietos ante nuestra nefasta realidad y empecemos ya a movernos por el bien y la prosperidad de Granada y de los granadinos.