Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

Patrimonios

Ya sí se podrá entrar al piso de nuestros padres a ordenar sus cosas con todo el cariño y la gratitud de un hijo agradecido

En Andalucía, siguiendo la estela de los madrileños, dentro de nada ya se podrán hasta heredar las casas, los cortijos y demás bienes que nuestros padres o abuelos lucharon por conseguir en vida. Siempre soñaron con dejar algo a sus descendientes, solo que el fisco no opinaba igual. De resultas de este desencuentro, ha habido muchas propiedades a las que los herederos tenían que renunciar directamente dado el altísimo coste que les suponía la liquidación de un impuesto sin alma ni compasión.

Sé de gente que te decía que se había empadronado en Madrid por simple ahorro. El nacionalismo autonómico en lo tocante a la cartera ya vemos que no tiene mucho desarrollo. Donde más barato salga parece la consigna. Y allí se iban los que podían para ahorrar, una emigración de alto estanding que suele producirse cada vez que entran los gobiernos 'engordaimpuestos' en esa maniquea alternancia política que consiste en subir o bajar lo que el anterior gobierno hizo. Cansa.

Es un dilema sin solución esto de recaudar. Hay que mantener lo común, claro, pero si te pasas se te van las grandes fortunas y empresas y si te quedas corto no hay ni para pavimentar las calles o recoger las basuras. Entra la derecha en Andalucía y adelgaza de entes la administración, lo que se refleja en un ahorro mayúsculo en gente más o menos pintoresca que, realmente, hacían bastante poco si no nada más que cobrar y figurar en lo que fuera. El caso de los Eres ha sido además la puntilla para cierto modo de estatismo que en Andalucía dejó el rastro de un montón de gente de super izquierdas con cochazos y 'chaletes' que te soltaban luego unos discursos redistributivos que no veas. La demagogia no tiene color político. Tampoco la cara dura.

Muchos nos alegramos de que, al menos en Andalucía, aflojen el puño que nos asfixia. Cada vez que se te ocurre una idea para montar algo ya te desanimas si calculas cuánto vas a engordar la cuenta de alguien con lo que tú produces. Da rabia, sí. Más aún después de una pandemia en la que la élite pasó a ser la que estaba en lo público.

Así que a disfrutar a partir de ahora el piso de nuestros padres. Ya sí se podrá entrar a ordenar sus cosas con todo el cariño y la gratitud de un hijo agradecido. Y a gozar con salud lo que se ganó con sudor y se transmitió con cariño.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios