Pido perdón

El mensaje de igualdad real se enfanga con tanto baile. O lo pervierten, en el enésimo intento de politizar cualquier cuestión

Dónde estarán las banderas del PP". "Feminismo liberal, ridículo total". Me da igual. Elijan ustedes. Magníficos y lustrosos mensajes de la primera línea del 8M. Insultantes dosis de responsabilidad institucional y de Estado. Aún dudo si confundieron la concentración y pensaban que estaban en un mitin del partido. Y el acabose: "Casado, yo a ti te hubiera abortado". Luego, políticos e imitadores, nos preguntaremos porqué existe Vox. Y el porqué de tantas y tantas mujeres afiliadas y simpatizantes de ese partido…

Me da miedo esta sociedad que todo lo cuestiona, que antepone sus necesidades personales al bien común. Me da miedo quienes juegan a demócratas con vistas a elecciones, nada más que a elecciones. Me da miedo quienes desprecian las reglas, quienes se postulan como únicos salvapatrias a golpe de Decreto Ley. Históricamente se les comprende y asimila como la pesadilla del sistema. Y me da miedo quienes piensan que ellos entendieron el problema y sólo ellos poseen la solución

Volvamos a la primera fila de los trescientos cincuenta mil. Isabel Celaá, la irresponsable ministra del desencuentro educativo. ¿Qué pretende con su excluyente ejemplo enseñar a mis hijos? ¿Cómo pervertir bajo campaña política un mensaje de igualdad tan útil y necesario en nuestra sociedad? Adriana Lastra, portavoz de un partido que cada vez tiene menos de social y sí más de oportunista según golpee el aire, que se autoproclama como exclusivo abanderado del consenso y la paz. Aún hay más. Carmen Calvo. Hasta bailaba mientras, lejos de defender la igualdad real y efectiva, dedicaba la manifestación a criticar y excluir a las mujeres que no piensan como ella.

La genuina estrella: Begoña, la mujer del presi, realizando funciones de sustitución presidencial (aún no sé porqué no estuvo el presi), bailando al son del dónde están, dónde están, dónde están. Lo malo de la tele: los medios se olvidan de los trescientos cincuenta mil de Madrid, y sólo dedican su atención al baile de Sus Señorías. Y el mensaje de igualdad real se enfanga y enfanga con tanto baile. O lo pervierten, en el enésimo intento de politizar cualquier cuestión. Como ha dicho Cristina López Schlichting, dogmáticas, sectarias e intolerantes.

La verdad es que nunca creí poder asistir a semejante esperpento. Respeto y respetaré el auténtico contenido de la manifestación, el que toda la sociedad española compartimos. Sin fisuras. El punto de encuentro. En campaña en cambio, es mejor comenzar por lo que desune. Cuando tantas personas se manifiestan, debemos creer no sólo en la legitimidad de su mensaje, sino trabajar desde la unidad para que su contenido se difunda y arraigue. Creo en eliminar las diferencias salariales basadas sólo en el sexo, creo en abolir el techo de cristal de carreras y ascensos, creo en una regulación definitiva de la conciliación familiar que destierre el exceso de trabajo femenino. En ello no sólo creo, sino que también lucharé, procurando que mis hijos no cometan errores que nuestra generación ha cometido. Lo siento. Lo siento de verdad. Y pido por ello perdón.

Siempre apoyaré el 8M. Siempre. Era momento para reconciliarnos. Para comprender y entender. Pedir perdón. Para caminar. Para caminar juntos. Caminar juntos.

Algunos, algunas, en cambio, no lo entendieron así. Afortunadamente, cada vez menos.

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