Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Rugen los leones de las Cortes

Los diputados están renunciando al uso del lenguaje articulado. Prefieren rugir, como leones

En las películas de la Metro un león ruge y enseña los dientes. En el Congreso de los Diputados, desde hace años, también está de moda rugir y enseñar los dientes. Una regresión a los orígenes de la especie. Y la renuncia a lo que distingue al sapiens de las otras especies: el lenguaje articulado. He aquí alguno de los rugidos más frecuentes que sus señorías/leones lanzan desde sus escaños: machista, feminista, imbécil, golpista, gilipollas, a la mierda, en mi coño mando yo y solamente yo, caradura, canalla, capullo, palmera (a la que aplaude) y últimamente, el diputado del PP Víctor Píriz Maya ha llamado "inútil" a Irene Montero. Parece que Chanel, la Rosalía y los políticos han renunciado a comunicarse de forma comprensible y, maltratando y dando la espalda a sus lenguas maternas, usan, aquellas, sus cuerpos agitados por el reggaetón o la bachata para alentar instintos básico, expresándose en un esperanto sexual muy primario y destrozando las lenguas naturales; y, estos, emiten desde sus escaños gritos, gruñidos y rugidos, en lugar de razones y argumentos. Los niños también aprenden a insultar a los seis o siete años. Los insultos están al alcance de cualquiera y no hay que leerse las catilinarias ni ser un demóstenes para lanzarlos. Los insultos, entre humanos, tienen diversas funciones. Se usan como 'detentes' o escapularios de las balas enemigas y dejan las manos libres a los francotiradores para disparar al corazón de la democracia. El biólogo Jon Grinnell, en un artículo publicado en la revista ZooGoer (El rugido del león: algo más que aire caliente) intenta comprender las funciones del rugido entre los leones. Con muy buen criterio y, pese a llevar dos años en Tanzania estudiándolo, afirma que cualquier patrón que se encuentre del rugido de este felino tendrá que ser 'validado' por los únicos expertos en rugir: los leones. Los animales rugen por diversas razones, incluyendo la proclamación territorial, la comunicación con los demás miembros del grupo, y la ira.? Además, el rugido de ciertos animales como los leones se incorpora al proceso de encontrar y competir por una pareja. Como Grinnell, con los leones, llevo años fijándome en cómo debaten los diputados en el Congreso. Y cada vez entiendo menos por qué han renunciado a construir mensajes complejos. ¡Ellos sabrán!

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