érase un partido tan radical que quería dinamitar el Concordato con la Santa Sede. También quería derribar los muros que impiden la entrada en Europa a quienes huyen del hambre y la guerra.

Para realizar esos y otros objetivos igualmente radicales se iba a necesitar pólvora, mucha pólvora. Así que el partido acumuló sacos de explosivo. En Granada la pólvora se custodiaba en una torre adyacente a las oficinas. Por eso la calle donde se ubica la sede local del PSOE se llama 'Torre de la Pólvora'.

La honesta militancia encontraba muchos motivos para indignarse y, a más indignación, más pólvora acumulaba. Sus dirigentes sabían que la pólvora era importante para la militancia y hablaban mucho de la pólvora en las campañas electorales, pero luego se olvidaban de ella. Tanta pólvora se acumuló que temieron que estallara y barriera a quienes ocupaban los despachos. Así que dirigentes como Felipe González, Manuel Chaves y Susana Díaz mandaron regar la pólvora con agua abundante. El agua la traían unos camiones cisterna que les prestaban el Partido Socialdemócrata Alemán, Endesa y el Banco de Santander.

Cuando el PSOE ganaba las elecciones la gente se acordaba de la pólvora. Entonces la militancia de aquel partido radical, que había gritado "¡OTAN no!" y luego "¡con Rivera noooo!", que tenía muy claro lo que quería, corría eufórica a la Torre de la Pólvora para descubrir, igual que Pablo Abraira, que la llama del querer no enciende pólvora mojada. A continuación la multitud se dispersaba y esperaba, resignada, la próxima campaña.

Entre campaña y campaña, los dirigentes usan un sucedáneo de la pólvora que no explota pero que sirve para comprar voluntades. La llaman 'pólvora del rey' porque la paga el Estado o la Unión Europea.

El PSOE sigue usando la pólvora del rey cuando conviene. Sánchez ha anunciado este miércoles en un mitin del partido (qué lugar más apropiado) que antes de las próximas elecciones desbloqueará 4.500 millones para las comunidades autónomas. Los mismos millones cuya transferencia declaró ilegal la abogacía del Estado. Solo falta que Pepe Entrena use la pólvora del rey que sobró de la última campaña institucional de la Diputación para publicitar su reciente viaje a Nueva York.

Dicen que desde que Pedro Sánchez manda en Madrid y Moreno Bonilla en Sevilla Susana Díaz se ha deprimido y no riega la pólvora, que está seca y lista para usarse. Nos tememos que Sánchez gaste la pólvora en salvas.

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