Acta non verba

Curro Ledesma

rfledesma@economistas.org

Trileros de guante blanco

Postureo y lujo. Una mezcla explosiva para nuestros hijos a estas edades

A finales de agosto recibí la llamada de unos buenos amigos al grito desesperado de que a su hija la había captado una "secta". Ante una llamada así, uno no pasa desapercibido y menos cuando eres padre. Seguramente que por mi formación y experiencia decidieron llamar mi atención. No se trataba de un comportamiento puntual de una adolescente en un estado de pura efervescencia hormonal. Pude ver reflejado en sus rostros el dolor de unos padres que ven como su hija, estudiante ejemplar y con una educación exquisita, se les estaba yendo de las manos.

La captación es fácil. Usar las redes sociales con el argot de los adolescentes, adornado con música actual y vídeos donde la diversión y la fiesta está garantizada. Postureo y lujo con un denominador común: invertir dinero en bolsa para ganar dinero fácil y conseguir el éxito al mínimo esfuerzo. Una mezcla explosiva para nuestros hijos a estas edades.

Alrededor de cuarenta adolescentes se reunían en nuestros parques públicos sin ninguna medida de seguridad, ni de distanciamiento ni mascarillas. Ese 5 de septiembre, en el parque de Las Palmas a las faldas del barrio del Realejo, los organizadores congregaron a multitud de jóvenes de diferentes centros escolares de Granada. El único objetivo de estos trileros de guante blanco era la captación de jóvenes incrédulos ante la sociedad actual que les ha tocado vivir en la época Covid-19. Por unos doscientos euros le facilitaban una plataforma para formarlos en trading on-line. Comprar y vender instrumentos financieros cotizados (acciones, divisas, materias primas) con la intención de obtener una rentabilidad económica a corto plazo. ¡Duros a cuatro pesetas! Pero el truco no estaba ahí. A su vez, tenían que ir captando adeptos para "vender" dicha plataforma e ir engordando los beneficios de unos pocos: estafa piramidal.

Ese día la Policía Local de Granada recibió una llamada y pudo disolver dicha concentración. Identificaron a uno de los cabecillas, un joven de Málaga que llevaba la voz cantante. Un telepredicador arrogante que presumía de lo fácil que era ganar dinero y llevar una vida de lujo con apenas 18 años.

Debemos estar muy atentos ante cualquier señal por mínima que sea. Las redes sociales son la puerta de entrada de estafadores, acosadores, pederastas, sextorsionistas. En este caso, la Junta de Andalucía y el Defensor del Pueblo deberían actuar de oficio como garantes de los derechos de los niños y de los adolescentes. Hechos, no palabras.

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