La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

El culín del chatín

Libertad de expresión es respeto, pero enseñar el culo en vez de la palabra es mostrar poco respeto a ese derecho

Habíamos visto manifestaciones con tractores, batas a color según el gremio, batucadas y charangas. Con todo tipo de corifeos gritando pareados para reclamar sus reivindicaciones y las mejoras a las que aspiran. Pero aireando el culo desnudo, luciendo tamaño y pelambrera en trasera sea la parte, es una nueva entrega cuya innovación ha sido iniciada por un militante socialista asturiano en la manifestación del Orgullo en Madrid. Su amplia posadera fue puesta allí por el espontáneo en posición defecatoria, para explicar a quienes hubiera por el rededor cómo frustrar una vindicación legítima con muy mal gusto.

Conviene no mezclar el culo del chatín con las témporas, pues es tentador confundirse cuando uno mira con ojos afectivos, preparado para justificar cualquier cosa que hagan los propios. Libertad de expresión es respeto, pero enseñar el culo en vez de la palabra es mostrar poco respeto a ese derecho.

Más impúdico que exhibir el tamaño del melenudo pandero fue jactarse más tarde de su exhibición pública. El propietario del instrumento de protesta, como si su hallazgo fuera motivo heroico para su militancia socialista y homosexual, ha pasado repetidas veces por los programas de TV alardeando de su gesta. No para pedir perdón por el impulso excretor inoportunamente exhibido, sino para reivindicar lo que el manifestonto astur opina de los políticos de Ciudadanos. En su derecho está a discrepar, y en el de los demás el de criticar su método anal, sin "s".

Con gusto y sonrisas, el militante socialista dijo que quería llamar la atención sobre lo que opina de las políticas naranja de Rivera. Igual es que su escasa atención previa requería tan puerco reclamo para ubicar apropiadamente su pensamiento; o que al natural, así, sin exhibir impudicias, el intelecto del chatín carmencalvista, la atención la llamaría poco.

El caso es que esos gays y lesbianas que se manifestaban para visualizar su derecho a la igualdad de derechos, tendrán poco que agradecer al basto culín del asturianazo. Más bien al contrario, las personas que legítimamente exigen libertad para enamorarse de quien les dé la gana, no recordarán con orgullo la foto del culo en pompa con la que un grosero impertinente ejerció no se sabe de qué. Tampoco sus propios compañeros de partido, homosexuales o no, se mostrarán orgullosos del fotografiado orto del espontáneo conmilitón. Quizás sentirán vergüenza, porque el Orgullo se utiliza para reivindicar cosas más serias.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios