La mecedora de la abuela de Lorca

La Romanilla se ha convertido en un pozo sin fondo, que, como los buñuelos, llevan la masa por fuera y el aire por dentro

El concejal de Unidas Podemos Antonio Cambril, que a falta de oposición en el último pleno ejercía de oposición, estaba dando la réplica al anuncio de la concejala María Leyva de comprar los libros que tenía en su biblioteca García Lorca, cuando soltó la frase que daba para un titular y que resaltaba la voracidad pecuniaria de la familia del poeta de Fuente Vaqueros: "¿Qué será lo próximo que vendan, la mecedora de la abuela?".

Tenemos los granadinos una versión distinta del micro-relato de Monterroso y en vez del dinosaurio que siempre sigue ahí al despertar, lo que nosotros siempre encontramos al despertarnos y leer la prensa es otro tejemaneje a costa del pobre Lorca. La última barrabasada municipal (con los concejales del PSOE y el PP conchabados para no desentonar en el despropósito) ha consistido en aprobar la compra por parte del Consorcio Federico García Lorca de 430 libros de la biblioteca del poeta por más de medio millón de euros (a casi 1.300 euros sale cada libro), dinero que, como siempre suele pasar en estos casos, saldrá de los bolsillos de los contribuyentes. La primera duda que permite pensar que este asunto tiene el marchamo de triquiñuela, surge de la pregunta del por qué esta biblioteca personal no se adjuntó al proyecto cuando se compró el legado del poeta. ¿Por qué ahora? ¿Quién ha tasado el precio de los libros? ¿Son necesarios para el legado? La segunda duda se presenta si se quiere saber -me imagino que habrá alguien que lo compruebe- si esos libros pertenecieron al poeta o se les ha inyectado volúmenes de extranjis de la biblioteca del primo o del tito para engrosar la lista y conseguir así más dinero. Con esta familia nunca se sabe. La tercera duda tiene que ver con ese pozo sin fondo en el que se ha convertido el edificio de la Romanilla, que, como los buñuelos de viento, llevan la masa por fuera y el aire por dentro. Lo apuntó el citado Cambril: es posible que todo sea una estratagema para conseguir dinero y tapar un pufo más de la Fundación, esa institución a la que, como a la Fontana de Trevi, hay que echarle el dinero de espaldas a la hora de pedir un deseo: por favor, que este sea el último chantaje de la familia Lorca. Si Cambril teme que lo próximo sea la mecedora de la abuela, recemos para que no la vendan por piezas.

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