El patrimonio granadino y el arte de Talía

El Palacio de los Córdova existe casi de chiripa. En 1965 el duque de Montellano lo levantó en su ubicación actual con todas las piezas que tenía en su finca un tal Martín Flores

No sé quiénes construyeron el llamado edificio del Banco de Santander (ya no está el banco y ahora hay un hotel) al comienzo de la Gran Vía, pero dado el resultado tampoco es para recordarlo. El caso es que en ese edificio, que ha sido emblema del urbanismo antiestético durante muchos años, el Ayuntamiento de Granada tuvo una planta entera para él. Era una planta -la cuarta- donde se iba a construir una especie de plaza pública a la que tendrían acceso todos los ciudadanos. Parece ser que la donación de esa planta al municipio fue el compromiso que adquirieron el constructor del edificio y los munícipes de entonces, seguramente como contrapartida al megalómano proyecto que allí se iba a llevar a cabo. Cuando en las primeras elecciones democráticas ganaron los socialistas, quisieron saber más de aquella planta que era municipal. Pero mire usted por donde no se encontraron los documentos que acreditaban que el municipio era el dueño. Así que aquella planta fue convertida años después en pisos y alguien se embolsó una gran cantidad de dinero. Fue uno de los muchos pelotazos urbanísticos de aquella época en la profesión de constructor era la más rentable. En aquel solar que dio lugar a ese edificio tan lamentable estuvo el Palacio de los Córdova y después el Teatro Gran Capitán, un coliseo de verano donde los granadinos se divertían con el arte de Talía. El Palacio de los Córdova tiene una historia -seguro que muchos de ustedes la saben- que da para una tragicomedia, pues en ella se dan situaciones trágicas y situaciones que tiran a sainete. Resulta que en 1919 lo compra un tal Ricardo Martín Flores porque sus dueños lo abandonaron. Este hombre decide desmontarlo como si fuera un rompecabezas y llevarse las piezas a una finca de verano que tenía. En el solar que queda construye el citado Teatro Gran Capitán. Pasan los años y en 1965 el duque de Montellano decide levantar el palacio en su ubicación actual de la cuesta del Chapiz. Para eso utiliza todas las piezas que tenía en su finca Martín Flores, que a punto estuvo de vendérselas a los americanos. Así que el palacio existe casi de chiripa. El Ayuntamiento aportó cien mil pesetas para su construcción y años más tarde, en 1983, lo adquiere para utilizarlo como Archivo Municipal y para dar eventos sociales. A veces espulgas en la historia del patrimonio de Granada y unas veces te dan ganas de reír y las más veces de llorar.

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