Los nuevos tiempos

César De Requesens

crequesens@gmail.com

La señora Betina, de Nicosia

He conocido alcaldes sicilianos que se exprimen las mientes para abrir vías de futuro a sus conciudadanos

La señora Bettina Cascio siempre con su cálida sonrisa coge uno de sus dos móviles para seguir al tanto de todos los detalles que ajustar para que sea un éxito la recreación de la llegada de Carlos V a su pequeña gran ciudad de Nicosia, en la Sicilia interior, un paraje perdido entre montañas adonde me invitó para participar en un encuentro sobre historia, turismo y dinamización cultural. Agradecido por una acogida tan cálida y sincera, pude descubrir cómo este invento cultural de revivir la historia se está convirtiendo en un maná que palía en parte ese drama de las zonas rurales de toda Europa castigadas sin piedad por la despoblación, el subdesarrollo, el aburrimiento juvenil, la falta de oportunidades y el apego a mentalidades antiprogreso.

En la plaza de Nicosia el alcalde nos saluda este domingo tarde mientras llega el cortejo real. En Noto, Solarino o Buscemi también he conocido alcaldes sicilianos que se exprimen las mientes para abrir ?vías de futuro a sus conciudadanos. Viven en un mundo rural que pierde el ritmo de Italia pero no son nada distintos de la angustia y el olvido que he apreciado en Padules, Alcalá la Real, Montefrío o Guadix, territorios con cultivos como única fuente de ingreso que se quieren reinventar.

Allí hay personas heroicas que anteponen el amor por lo suyo a las facilidades aparentes de la urbe. Laura Liistro, dinámica agente cultural del Val de Noto, comparte este espíritu irreducto que tanto me admira. Marcharse sería lo lógico pero son las personas, especialmente las mejores, las que más falta hacen en su tierra, en Sicilia o en Andalucía, ese sur de Europa que aún tiene tiempo para sentir y pensar, toda una fortuna en la era de la urgencia y la inmediatez vacía se sentido.

Hace tan solo unos meses disfrutaba en Pampaneira del festival Sulayr; en Íllora durante el verano bailé a los sones de Mayalde en el Parapanda folk; creo que me estoy volviendo rural siendo un urbanita confeso, pero es que las ciudades nos escupen a los que no tragamos con la gentrificaxion.

Desde la altura de las colinas que rodean la ciudad los palacios de los veinticuatro barones duermen a la espera de mejore tiempos para despertar. Bettina, diseñadora, costurera y alma de esta fiesta que recuerda cada año (y van treinta) la llegada de un emperador, seguirá trabajando con la sonrisa siempre a punto y el corazón abierto para el que descubre que en aquel rincón siciliano palpita el empuje del futuro.

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