Esta boca es tuya

Antonio Cambril

cambrilantonio@gmail.com

Las 7 vidas de Sánchez

¿Por qué va a ceder a la ambición de Rivera, que quedó ¡cuarto! aunque ahora venza en las encuestas?

Los dioses habían muerto y Cristo no había nacido. El hombre estaba solo. Entonces todo era posible. La reflexión de Flaubert que inspiró a Marguerite Yourcenar para escribir las Memorias de Adriano, emperador bajo cuyo dominio Roma alcanzó su máxima expansión territorial, ilustra el momento que vive la sociedad española. Los viejos partidos padecen una decadencia irreversible mientras los nuevos no acaban de llegar. Y la sentencia que confirma la corrupción transatlántica en el seno del Partido Popular abre un futuro tan esperanzador como incierto. Menos el PP, todas las organizaciones están legitimadas para plantear aquello que consideran más conveniente para el país y el beneficio propio. Puesto que las encuestas le favorecen, Ciudadanos apuesta por elecciones inmediatas y tratará de impedir el acceso de Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno. Vale, pero el argumento de que si el PSOE logra el poder lo hará con el apoyo de quienes, según ellos, pretenden "romper España" esconde una trampa. PSOE, Podemos y Ciudadanos pueden, con la suma de sus votos, desalojar a Rajoy sin concesión alguna a los independentistas. Luego Ciudadanos habrá de decidir si prefiere que prospere la moción de censura o dejar que siga gobernando un partido gangrenado por la podredumbre.

A Pedro Sánchez, difícil de matar y agraciado por una suerte inverosímil frente a la adversidad, la vida le brinda una tercera oportunidad: puede postularse como presidente del país y hacerlo con todo el derecho. El líder socialista, que llegó a la Secretaría del partido tres años después de que se iniciara la instrucción de los ERE, dirige a la segunda fuerza más votada en los últimos comicios. No gana dos años de mandato, sino que los ha perdido frente a un contrincante cercado por la corrupción y al que la Justicia le reprocha sus malas artes. En caso de prosperar su moción, dispondría de tiempo para girar por fin hacia la socialdemocracia, mejorar la imagen, frenar el declive del partido, impulsar algunas iniciativas por las que clama la izquierda (reforma laboral, supresión de la ley mordaza, apuntalamiento de las pensiones...), formar gobierno en solitario ahora y plantear una alianza a la portuguesa tras las próximas elecciones si vuelve a sonreírle el destino. A la legislatura le restan dos años y, en política, un año es una eternidad. ¿Por qué va a ceder a la ambición de Rivera, que quedó ¡cuarto! aunque ahora venza en las encuestas? Apelando al símil deportivo, en el Tour, o en el tenis, cuando alguien es descalificado por dopaje o juego sucio, el título corresponde al que quedó segundo.

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