Crónica Lunes Santo

La satisfacción del trabajo bien hecho

  • Las cinco hermandades del Lunes Santo granadino completaron sus salidas en cortejos y estaciones que resultaron puntuales y perfectas

El palio de la Amargura, por el Realejo / CARLOS GIL.

El palio de la Amargura, por el Realejo / CARLOS GIL. / álex cámara

Pulcro, delicado y perfecto. Así resultó el Lunes Santo en Granada, donde las cinco cofradías de la jornada dejaron en las calles cortejos y estaciones de penitencia de gran perfección y destacables protagonizando una jornada de gran calidad con un trabajo bien hecho por todas las corporaciones. Un trabajo de todo un año que obtiene sus resultados el día de la salida penitencial, que también contó, como el domingo y parece que el resto de la semana también, con un tiempo espléndido que permitió disfrutar de todas las hermandades sin la angustia y el nerviosismo que traen las nubes y con la tranquilidad de un cielo despejado.

La jornada comenzó a primera hora de la tarde en el Zaidín, que es quien abre cada Lunes Santo desde hace 32 años. El barrio se volcó con su cofradía en el momento de la salida y durante todo su recorrido por la Avenida de Dílar, que se llenó de los nazarenos de capa color beige y de una marea de mantillas. No en vano, es una de las hermandades de la Semana Santa que pone un cortejo más amplio en las calles. El de ayer, de más de 600 personas, además en el año en el que se celebra el XXV Aniversario de la bendición de la Virgen de la Luz.

Trabajo, Dolores, Rescate, Huerto y San Agustín fueron los protagonistas

La devoción del barrio, los vivas, los vítores, los aplausos y las petalás se fueron sucediendo durante el recorrido de esta corporación, que volvió como acostumbra en los últimos años a realizar una clase magistral costalera en sus dos pasos dejando momentos de gran intensidad por ejemplo en Ganivet o en Pasiegas, donde el palio entró tras una interminable petalá que se convierte en 'marca de la casa'.

Porque señas de identidad tienen todas las corporaciones pero las de ayer tenían todas importantes costumbres y normas que ya se han vuelto clásicos en la jornada del Lunes Santo, que se debate entre el bullicio de barrio y el silencio y recogimiento.

Los Dolores y el Rescate salieron poco después de forma simultánea desde el Centro y desde el Albaicín. Unión pese a la distancia de dos corporaciones de un solo paso. La de los Dolores también dejó su impronta por la ciudad. La hermandad del cortejo nazareno blanco y el palio color salmón navegó Carrera del Darro abajo para llegar al centro con un cortejo también amplio y paso de palio salmón único en Andalucía. Porque la Virgen de los Dolores y el color salmón son pareja desde su creación. Este año el exorno floral ha tenido además un toque color lila claro que resultó muy del agrado de las miles de personas que ayer volvían a abarrotar las calles de Granada para disfrutar de las cinco corporaciones.

Y del Rescate, de una de las imágenes más impactantes, queridas y seguidas de la ciudad y también de mayor calidad artística y belleza. Este año hizo su salida con la túnica conocida de los 'Castillos y Leones'. Un cortejo también muy amplio que es fruto del trabajo que realiza durante todo el año la corporación en la iglesia de la Magdalena. Y tiene el futuro asegurado. Más de 120 monaguillos figuraban en el cortejo de Jesús del Rescate, que entró en Ganivet bajo los sones de la marcha Costalero, un clásico para el carácter de centro de la corporación.

El Realejo también se puso en las calles el Lunes Santo, que es el día de convento, de comendadoras y de Huerto y Amargura. También perfecto y muy numeroso el cortejo que precedía a los dos pasos de la corporación. El misterio del Señor en el Huerto de los Olivos, un ejemplo de imaginería, talla y dorado, acompañado por uno de los trabajos costaleros referentes en Granada. Y el palio de la Virgen de la Amargura Coronada volvió a desprender el carácter conventual de las Comendadoras de Santiago. Uno de los momentos más emotivos este año fue el paso por Ganivet con los sones de la marcha Mi Amargura, que cumple ya una década y que, dedicada a esta titular granadina, se ha convertido ya en un referente de la música cofrade escuchándose fuera de nuestras fronteras.

Fue el propio compositor, Víctor Ferrer, quien tuvo el privilegio de realizar una 'llamá' al palio y de interpretar también su marcha con la Banda de Armilla en la entrada a tribuna oficial.

El broche de perfección a la jornada lo puso la cofradía de San Agustín, que llenó de silencio la ciudad y de recogimiento las calles. Con puntualidad extrema y cuidando todos los detalles salió el cortejo más cuidado de la Semana Santa de Granada. Todo, desde el principio hasta el final, tiene su sentido, justificación y todo está medido y realizado para el carácter de esta corporación de San Antón con su imponente Cristo de San Agustín y el palio de la Virgen de Consolación, el único en Granada con tres imágenes, en este caso con el acompañamiento de San Juan y la Magdalena en la 'Sacra Conversación'.

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