Deportes

Un Granada con muchos peros (0-3)

  • El equipo muestra buenas intenciones aunque vuelve a conceder facilidades en defensa y en ataque. Dos posibles penaltis no pitados sobre Édgar Méndez. Nueve goles encajados en tres partidos en casa.

Todo el mundo juega bien cuando va ganando. Por eso la sensación final del partido es que la Real fue tremendamente superior a un Granada con buenas intenciones, pero ya no se sabe si con mala suerte o con grietas estructurales. Las tres derrotas en tres apariciones en casa, los nueve goles encajados en los mismos encuentros, empiezan a oler a algo malo. El equipo tuvo el partido entero para revertir la situación de encajar un gol en el minuto 7 pero no encontró la vía para hacerlo. Tiene ideas, tiene intenciones, pero se atora en ataque y regala demasiado. Cabe preguntarse qué habría pasado si la Real no se encuentra con un gol afortunado tan pronto, si el árbitro le pita un penalti clarísimo sobre Édgar, o si Dória no le sirve el segundo a Agirretxe. El Granada no estuvo bien y la Real sí. No hay duda de eso. Pero en todos los partidos del equipo esta temporada hay un 'pero', menos en Getafe, el único partido 'normal' jugado por los de Sandoval. Por hache o por be, algo falla siempre.

El partido que propuso el Granada nada más empezar lo varió sustancialmente el gol de la Real Sociedad con sólo siete minutos jugados. Los rojiblancos saltaron decididos a jugar lo más lejos posible de su portería, y con una lucha más física que futbolística así lo estaba haciendo. Con la misma receta que en el Bernabéu, alternando salidas en corto con balones a la banda de Success. Sin embargo, el conjunto realista se encontró con un gol inesperado. Fue en un contragolpe hasta mal llevado, en el que Zurutuza incluso amagó con no ir al balón dudando de si estaba en fuera de juego, pero el vasco continuó y metió un centro que casi se coló directamente en la portería de Andrés Fernández si no hubiera sido porque Agirretxe desvió casi de forma inapreciable, colándose entre Babin y Dória.

Esa acción le cambió el paso al equipo rojiblanco, sobre todo porque su rival entró en calor de golpe y porrazo. Las dudas que pudieran tener los de David Moyes se transformaron en seguridad y secaron a un Granada que no acertaba a dar dos pases seguidos aunque Krhin se esforzase en oxigenar a los suyos. Con Rochina teniendo que recibir demasiado atrás, los de Sandoval se ahogaban en balones largos demasiado desesperados para el minuto que eran, el 30', y ante el orden realista. Hacía falta una variante táctica o un gol tan afortunado como el visitante.

Pudo ser en un claro penalti no señalado sobre Édgar, pero el que llegó fue el segundo de la Real, que no había hecho nada para ir ganando por 0-2. El tanto fue un regalo de Dória, que se confió demasiado en un pase atrás a Andrés sin darse cuenta de que allí andaba un pescador de goles como Agirretxe, que se quedó sólo ante el murciano, quien salvó en primera instancia, pero le quedó el rechace al de Usurbil, que empujó el balón a la red. Esto se estaba pareciendo demasiado a la segunda parte contra el Villarreal: sin hacer nada, dos goles, uno de ellos regalado. Excesivas concesiones a los rivales, que además dejan muy pocas. La mejor ocasión loca llegó en el 42', cuando El Arabi recibió de espaldas y se giró para chutar ajustado al palo deteniendo el balón Oier (42').

La segunda parte se planteaba casi a tumba abierta para el Granada, teniendo en cuenta que encajar un gol era definitivo y marcar pronto le daba oportunidades. Lo dejaron claro un pase de Zurutuza a Vela tras fallo de Dória que despejó Andrés como si fuera un líbero, y un paradón del murciano en un mano a mano con Canales. También las variantes de Sandoval mostraron que el equipo se iba a por todas con las entradas de Thievy y Nico López por Édgar y Rochina, la defensa jugando casi en el centro del campo, y más tarde quitando a Dória por Robert Ibáñez. Una temeridad necesaria.

El gol tempranero del Granada no llegaba ante una Real cerrada pero que sufría ante los ataques caóticos de los locales, que tampoco tenían suerte aunque fuera por las bravas. Ni los rechaces, ni los tiros, ni las segundas jugadas. Canales perdonó el tercero en el 62' en otra contra cuando se quedó sólo y dentro del área ante Andrés. Seguía más cerca el tercero que el descuento rojiblanco. Y así sucedió a diez minutos del final, cuando de nuevo Agirretxe se plantó sólo ante Andrés con Biraghi habilitando su posición. El público se empezó a ir de Los Cármenes. Total, casi ven el cuarto...

El Granada está a punto de confirmar su peor arranque en Primera desde el ascenso. Sólo una victoria en Mestalla, que estará de uñas con su equipo, lo evitaría. Demasiados regalos en ataque y en defensa, y los puntos hacen falta ya. ¿A ver si va a tocar jugar todos los partidos fuera de casa para ganar?

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios