El Campo del Príncipe

La gente espera que el Ayuntamiento plante muchos árboles, pero los príncipes son propensos a dejarnos plantados

En 1497 el Ayuntamiento acondicionó un amplio espacio para celebrar como correspondía las nupcias del Príncipe Juan, único hijo varón de los Reyes Católicos, con Margarita de Austria. Ese espacio se llama aún "Campo del Príncipe". Juan no conocía en persona a Margarita, pero la llama de la pasión, en lo que parece un raro caso de combustión espontánea, prendió sola y consumía al Príncipe; hasta el extremo de que este salió al encuentro de Margarita y la desposó en la Catedral de Burgos, dejando plantados a los granadinos.

Hace unos días, el actual alcalde salió de su confinamiento para supervisar las podas realizadas en el Campo del Príncipe. La foto de este periódico lo muestra atendiendo, con principesca benevolencia, las explicaciones de la concejala de Jardines. Nuestro Salvador mereció ese día añadir a sus títulos el de Príncipe del Realejo.

Poco después, Nuestro Salvador demostró de nuevo su amor a los árboles al hacer suya en el Pleno la propuesta de Podemos-IU para crear un Anillo Verde. La propuesta, elaborada en su día con asesoramiento de urbanistas y asociaciones locales, la presentó con mucho detalle Antonio Cambril durante la campaña de las municipales. Sin embargo, Nuestro Salvador ha decidido encargar el proyecto a la ONG Plant for the Planet. Será porque uno de los padrinos de la asociación es el Príncipe Alberto II de Mónaco y los príncipes se entienden bien entre ellos. Además, el vacío de las arcas municipales aconseja arrimarse a una asociación cuyo presidente en España es el consejero delegado de DKV. Parece, pues, que se trata de una asociación algo pija, aunque seguramente bienintencionada. Bienvenida sea, aunque demostraría mejor sus buenas intenciones si escuchara a las numerosas asociaciones locales y a una Universidad que llevan años elaborando propuestas para hacer la ciudad más habitable.

La pasión conyugal resultó aún más devoradora que la combustión espontánea y el Príncipe Juan sobrevivió solo seis meses a su boda. Nadie sabe cuantos le quedan a Nuestro Salvador como alcalde de Granada. Podrían ser más de seis si recuerda que un príncipe de nuestro tiempo no puede hablar solo con otros príncipes, si encabeza un proyecto que ilusione por encima de las divisiones políticas y cuenta con la gente. Esta espera ahora que el Ayuntamiento plante muchos árboles, pero los príncipes son propensos a dejarnos plantados.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios