Migajas

Siguen enriqueciéndose entidades bancarias y grandes eléctricas con su buena hogaza junto al costado

Caen migas al partir la hogaza. La alegría desbordada convierte en caos lo que normalmente es una fila formada con precisión marcial. Las hormigas corren, en círculos, caóticas, nerviosas, ante la aparente abundancia, indecisas van de un trozo grande a otro mayor. Maná para un invierno que debería asomar y no asoma. Migajas para quien mira desde una perspectiva muy diferente, insignificancias que guardaran diligentes previendo un tiempo de carestía. Pizcas apenas, en comparación con el tamaño de la hogaza, que desaparecerán en minutos con la ansiedad del que se sabe inmerso en una vasta carestía. Faltará de todo en este invierno. Se impondrá la estación, aunque no de la misma manera. Unos recogerán las migas agradecidos, amaestrados en una educación servil que agacha la cabeza y contenta el ánimo con la caridad que llegue, mientras otros miran con asco las migajas que se desprendieron y a quien se apresura a recogerlas. Así, por ejemplo, mientras la sociedad es cada vez más pobre, siguen enriqueciéndose entidades bancarias y grandes eléctricas con su buena hogaza junto al costado. Beneficios de un 33% el caso del Santander o un 59,3% BBVA o un 78,6% el Banco Sabadell, publica la prensa económica. Iberdrola ha tenido un beneficio neto de 2.075 millones de euros solo el primer semestre del año, un incremento del 36%, Endesa 916 millones, un 10,1%. Engordan su pan mientras el poder económico de las familias se devalúa, incluso, en mayor proporción. Se asfixian y la miga es una minúscula bocanada de aire. Recogemos las migajas de unas leyes que el gobierno intenta imponer, mientras que los grandes emporios eléctricos amenazan con una guerra legal al impuesto energético. Saben que no ganarían ningún contencioso, saben de la necesidad de esta ley en la situación actual de crisis energética, pero también saben que, mientras que dure el litigio, las leyes no avanzan y el perjuicio al ciudadano de a pie no va con ellos. Quizás debería ponerse el gobierno a la misma altura y amenazar también. Y en el juego de la amenaza la nacionalización de la energía sería una buena baza. Se quedan sin pan y sin levadura. Porque la energía no debe ser la sustancia que engorda a unos pocos. A los patrióticos que gritan patriotismo y se visten con los colores rojo y gualda del patriotismo y acusan al otro de poco patriota, se les echa en falta también un poco de patriotismo fiscal y un mucho de contribución en un momento en el que lo último es tirarse como buitres contra la presa tambaleante. ¡Cuidado! A veces a la presa se le atraganta la migaja, se compone, se alza y muerde.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios