Hace unos días hemos conocido la noticia de que, según la EPA, Granada es la provincia española con más tasa de paro de toda España, ya que el año 2023 se cerró en nuestra provincia con un desempleo por encima del 21% y más de 98.000 personas en paro, siendo el único territorio de Andalucía donde este indicador es más alto que antes de la pandemia.

Además del drama humano que hay detrás de cada persona que está o se queda en paro, esta lamentable noticia para Granada supone mucho más. Y es que este pésimo dato es otro indicador más que demuestra la situación límite de preterición y abandono que venimos padeciendo en nuestra provincia ya demasiadas décadas.

Ni se crea tejido industrial, ni las empresas quieren invertir en Granada, ya que existen destinos de inversión mucho más atractivos que el nuestro, que está a la cola en infraestructuras, en redes de comunicaciones, en emprendimiento, en desarrollo, en playas, puertos, seguridad ciudadana, tráfico, entornos urbanos, limpieza, calidad de paisajes y parques naturales…

¿Por qué somos los peor posicionados y valorados en todos los parámetros que conforman los pilares del progreso de los territorios? Porque Granada y su provincia han sido preteridos sistemáticamente por todos gobiernos autonómicos y estatales desde que se convirtió en una provincia más de la CCAA de Andalucía. Desde el fallido referéndum de 1980 hasta hoy, Granada ha perdido la mayoría de sus instituciones más importantes (IX Región Militar, Salas del TSJA, IAPH, EASP, Universidad Antonio Machado, las gestiones de Cetursa, Parque de las Ciencias, PTS, Alhambra…), como consecuencia de la feroz recentralización ejecutada implacablemente por la autonomía andaluza en beneficio de la metrópoli capitalina sevillana, y todo ello bajo los auspicios de la indolencia del estado central.

La actual situación de postergación que padecemos es consecuencia directa de esas nefastas políticas territoriales, en las que la igualdad y solidaridad entre territorios no existen, y los grandes perjudicados somos, como siempre, Granada y los granadinos. Sólo hay que acercarse a otras provincias vecinas para comprobar esta desigualdad territorial en progreso y riqueza.

Nuestra deplorable situación en Andalucía y España sólo puede llevar aparejados paro, pobreza y carencias, como efectos directos de la endémica postergación que padecemos +40 años.

La única solución territorial posible para que Granada pueda salir de este agujero en el que nos ha metido nuestra pertenencia a una CCAA del tamaño de Portugal, es salir de esta inoperancia y preterición mediante la conformación de una autonomía territorial distinta de Andalucía, que tras +40 años ha demostrado ser una autonomía completamente fallida.

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