Tan cerca está el horizonte que asfixia. Tan lejos que asfixia. Los gorriones vienen a la misma hora a por su ración de pan como todos los veranos, y el anciano de cada año madruga para dejar la sombrilla clavada cerca del agua. Las pequeñas embarcaciones van del mismo lado al mismo lado, las canoas atraviesan la bahía de un punto al mismo punto y las motos de agua compiten entre ellas no demasiado lejos de la orilla para no encontrarse solos en alta mar, porque cabalgan gallardos, pero cargando el pavor al agua de los que vienen de tierra adentro. Y como siempre habrá algún suceso extraordinario que vendrá a romper la rutina del día, pero que resultará el suceso extraordinario que rompió la rutina de ese verano por un día. No importa si el viaje es al lugar frecuentado o si estamos en Laponia, los hábitos nos persiguen. La vida es una sucesión de actos calcados, de mañanas iguales, de buenas noticias que vienen de repente construyendo espejismos y hacen que entre la bruma parezca que ya nada será igual; de tragedias que nos abordan en el momento más inoportuno, porque la tragedia nunca llega en buen momento.

Pero se avecinan cambios. Grandes cambios que llegarán, que ya están llegando, para que el mar que conocemos deje de ser el mismo mar, y el chiringuito en el que nos encontramos deje de existir y desaparezca el sendero por el que paseamos, y nada sea como debe ser. El Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de Naciones Unidas advierte, no anuncia, precipitaciones torrenciales que provocarán inundaciones, sequías con terribles consecuencias para la agricultura, olas intensas de calor, por todos ya conocidas; el nivel del mar subirá en la practica totalidad de las regiones. Un largo etcétera de tremendos cambios ocasionados por el calentamiento global. El peor es la desaparición del permafrost, el suelo congelado de las regiones muy frías, de los glaciales que retienen no sólo los gases de efecto invernadero, sino diferentes virus y patógenos. En el 2016, por ejemplo, se produjo un brote de ántrax en Siberia porque se derritieron las capas de permafrost y se liberaron bacterias de cadáveres de renos infectados en la Segunda Guerra Mundial… Los cambios han comenzado, estamos inmersos en un tiempo de destrucción que nosotros mismos hemos iniciado. Pero algunos miembros de Vox, el diputado del Congreso Francisco José Contreras, para ser exactos, afirma que si "se calienta un poquito el planeta reducirá muertes por frío", porque como a todos los seres extremadamente inteligentes: "A grandes males, grandes remedios" y colocan una cerámica sobre el roto de un telar valioso para que no se vea el deterioro y solucionan así, de un plumazo, los males. Y el horizonte tan cerca que asfixia.

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