Rosa de los vientos

Pilar Bensusan

bensusan@ugr.es

Menos remedio todavía...

La pasada semana decía que, tras +40 años sufriendo un cúmulo de despropósitos que han llevado a Granada al límite de la preterición, necesitaríamos otros +40 años de inversiones millonarias para revertirlos y llevar definitivamente a Granada al siglo XXI. Y esto parece bastante complicado, dada nuestra deplorable situación en Andalucía.

Mientras tanto, seguimos postergados, abandonados y discriminados. Nos quitaron la AESIA, liquidaron la EASP, la gestión de Cetursa, participaron la del Parque de las Ciencias, el PTS…, dispusieron por Decreto del remanente de tesorería de la Alhambra para inversiones distintas al monumento, no tendremos tren Granada-Motril, sufriremos retrasos en el AVE Madrid-Granada, el cierre de la autovía a Motril por el PTS-Armilla, sufriremos reformas-cierre en el puente de Rules, obras en el Metro… y muchas más situaciones derivadas de despropósitos y mal hacer reiterado que nos ha hecho retroceder +10 años más en esta constante preterición.

A esta lista de los últimos top ten de despropósitos que han provocado el grave deterioro institucional y económico de Granada se ha unido esta misma semana la confirmación de que tampoco vendrá la A-81, la autovía entre Granada, Córdoba y Badajoz, que se ha quedado fuera de los planes de construcción de la Red Transeuropea de Transportes por carretera, como también ha ocurrido con el ya referido tren Granada-Puerto de Motril o la reapertura de la línea ferroviaria Guadix-Baza-Lorca. Caen pues en el olvido más infraestructuras clave para nuestras expectativas de progreso.

Pero la lista de todos los agravios sufridos por Granada tras arribar en la CCAA andaluza es muchísimo más larga, ya que lleva produciéndose durante +40 años. Otros de los interminables ejemplos del deterioro institucional que padecemos los tenemos en que nos quitaron la IX Región Militar, se llevaron salas del TSJA a Málaga y Sevilla, centralizaron el IAPH, nos quitaron la Universidad Antonio Machado, etc., etc…

La humillante postergación que padece Granada parece no tener remedio. Y es que no sólo arrastramos una mochila llena de piedras introducidas por la feroz centralización autonómica andaluza y la indolencia del estado central, que han llevado a Granada a un abandono endémico, sino que es un hecho constatable que cada vez vamos a peor.

Además, los políticos que nos representan parecen no tener conciencia sobre su débil/nula defensa de nuestros intereses a nivel local/autonómico/estatal, ni de su responsabilidad sobre cómo han gestionado/gestionan Granada ni cómo han consentido que lleguemos al límite de la postergación.

Los hechos nos demuestran que el único remedio para Granada pasa por su autonomía territorial distinta de Andalucía, mientras no habrá remedio…

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